Gerik
“Debemos entender que la tristeza es un océano, a veces nos ahogamos, otros días nos vemos obligados a nadar”.
Así acabó su conferencia en la Facultad de Filosofía de la Universidad Complutense. Cuando Gerik Recman pronunció aquella frase, no imaginaba que sería la última antes de desaparecer para siempre.
En los últimos meses, sus compañeros habían advertido en él un comportamiento extraño. Conociéndole, ninguno se explicaba cómo se había presentado aquella mañana en el Aula Magna con camiseta, pantalón corto y sandalias. Sin embargo, su disertación sobre “La tristeza y la alegría como expresión del vacío de la vida” resultó, como de costumbre, impecable.
Inspectora Castillo
Los días posteriores a su desaparición, su charla fue analizada hasta el más mínimo detalle por la inspectora Castillo, persona al frente de la investigación. Intuía que en aquella grabación encontraría todas las respuestas. Lo primero que le llamó la atención fue el atuendo del profesor. En los interrogatorios realizados a colegas y familiares, todos coincidían en que se trataba de un hombre elegante, que cuidaba mucho su imagen. Pero lo verdaderamente definitivo para la investigación fue el momento en el que el profesor se refería a los pequeños detalles que pueden cambiar tu vida, poniendo como ejemplo “un pequeño block de notas con tapas negras”. Recordaba haberlo visto entre las pertenencias encontradas en su despacho.
En él parecía estar fraguándose una historia con tres personajes principales. Un chico bajo la tormenta, la chica del vagón de tren y un hombre de color.
Chico bajo la tormenta
Estoy esperando tras el último punto y aparte. Ya es hora de que tome las riendas. No soporto esta continua incertidumbre: no saber cuál va a ser mi nombre, en qué voy a ocupar mi tiempo en el próximo párrafo, o peor aún, puede que hoy su pluma decida ocuparse de otro personaje.
Sí, quiero salir de estas cuadriculadas páginas arrugadas. No me basta con saber que le he cautivado hasta tal punto que ya viste mis ropas, anda mis andares y dice mis palabras. El cree que escribirme le está cambiando. No es así, hace tiempo que yo le llevo de la mano.
Chica del vagón de tren
Espero pacientemente a que escriba mis capítulos. No ha empezado aún porque me tiene miedo. Sabe que me apoderaré de él y de su historia. Si os fijáis en la escaleta, ha intentado situarme en segundo plano. El chico bajo la tormenta figura arriba y con letras más grandes. De mi nombre no parte ninguna flecha. Pero su inconsciente le ha traicionado, soy la única identificada por completo en una sola línea.
Oficialmente el caso Recman nunca fue resuelto. La inspectora Castillo prefirió que así fuera, nadie la hubiera creído. Un hombre de color, el profesor Arbun, sustituyó al desaparecido filósofo en la Universidad y continuó sus estudios.