ALMAS SILENCIOSAS
Roberto Aguiari | Roberto Aguiari

Alvarez: Comisario Ruiz me ha hecho llamar?
Ruiz: Si agente Alvarez, prepare el coche, salimos ya!!
A: Pasó algo?
R: Quizá tenemos al hijo puta del Acallador
A: Como lo tenemos?
R: De camino le pondré al día, no hay tiempo que perder.
A: Vamos, el coche esta listo.
R: Bien, dígame lo que sabe del caso.
A: Detrás del nombre del Acallador hay un individuo, según el perfil, de sexo masculino, entre 35 y 50 años, lleva una vida normal y aceptada socialmente, pero esconde una personalidad fría, carente de empatía y capaz de manipular a los demás gracias a su carisma y encanto natural. El típico psicópata. Se le atribuyen 12 homicidios en los últimos 4 años con el mismo modus-operandi: secuestra mujeres de unos 30 años, las encierra y viola hasta que se aburre, las mata y abandona el cuerpo. Sigue un periodo durante el cual elige la próxima victima, la estudia, se acerca a ella, conquista su confianza y la rapta. Característica de este asesino es que… quema las cuerdas vocales a sus victimas con ácido.
R: Muy bien Alvarez. Lo de las cuerdas vocales no es postmortem, se ha podido determinar que es sucesivo al secuestro. Será debido a una psicosis o a eventuales gritos que se podrían oír y crearle un problema.
A: Y como hemos llegado a el?
R: No podemos descartar nada, pero es la primera vez en 4 años que tenemos una pista, hay que intentarlo. Todas las victimas eran clientes de la biblioteca del barrio y resultó que todas tenían ficha ahí. Es un lugar donde es fácil conocer gente… Entre lo empleados hay un tal Navarro con una infancia “complicada” y circunstancias que conducen a él. Es lo único que tenemos. A ver si conseguimos rescatar a su ultima victima, aun no hemos encontrado el cuerpo y se supone que siga con vida.
A: Pues cruzamos los dedos señor comisario!!

Ya estaba acostumbrada a la penumbra, podía ver detalles, manchas de humedad, arañas moverse por el techo; respiraba aire viciado, rancio, le dolía el cuerpo y no sabia donde estaba y el porque. Solo conocía esta figura masculina que le traía comida y algo de beber y que la tenía ahí encerrada y desnuda. Se sentía observada a través de grietas abiertas en la pared de pladur y de vez en cuando… la tocaba.
Pasaba su tiempo semi-inconsciente, como drogada así que no podía razonar ni actuar, pero aquel día algo paso. Tocaron a la puerta y esta vez, a través de la grieta era ella quien observaba. La policía, preguntando, mirando, seguro la estaban buscando!!! Era su ocasión!!! Hincho los pulmones y con toda su fuerza lanzó el grito mas poderoso que pudo!! Vio como en pocos minutos los agentes volvieron a la puerta pasando una tarjeta de visita a su cautivador y se despidieron. Ella se quedo incrédula, atónita, con lagrimas cruzando sus mejillas y el grito mudo de quien ya no tiene cuerdas vocales.