El rastro se perdía cuando el coche se acercaba a Toledo. El vehículo era de esos que se alquilan por horas . Alguien dijo que podrían haber ido en tren. Llegas y te vuelves. Y asunto zanjado. Siempre hay un listillo en todas partes. El caso es que, y por ahí es por donde íbamos, se perdía el rastro del coche. Como se perdían los aviones por el triángulo de las Bermudas. El coche desaparece unos segundos antes de entrar por la puerta Bisagra. Un hombre y una mujer, ambos entre los cuarenta y los cincuenta, desaparecen junto al coche. Mejor dicho, se esfuman. Habrían reservado para comer en algún restaurante pero han hablado con todos los restaurantes de la ciudad y nada. Allí no iba a comer nadie. Dio la voz de alarma la empresa encargada del alquiler del vehículo. No lo habían devuelto. Aunque jamás hubiesen sospechado de esa pareja. Volvieron a revisar todas las cámaras de seguridad del casco histórico y ni rastro. Ni Houdini podría emular este truco. ¿ quién se volatiliza así? Ahí había gato encerrado . Se la estaban dando con queso y nadie jugaba con el inspector Luque. – Atraparemos al gato y al ratón- dijo. Porque una cosa es desaparecer y otra es volverse invisible. Se encendió un cigarro y la habitación se llenó de una suave neblina.
En un sofá arañado por un gato, una pareja se sienta a ver una película. Es sábado por la noche. Él propone ir a Toledo al día siguiente a comer y volver por la noche. A ella le parece bien. Además se va a mantener el buen tiempo . Pero de repente él le dice que mejor olvidarlo, que si acaso ya mejor lo planean mañana. Bueno-, le dice ella que ya sentía el cosquilleo del que va a emprender un viaje aunque solo sea hasta la esquina. Siempre que piensa en Toledo piensa en la puerta de Bisagra. Las puertas abiertas siempre invitan a entrar o a asomarse. Él seguía con el tema, que se había aventurado , que mejor quedarse en casa, que en otro momento. Que si la última vez que decidieron ir a Toledo todo salió mal y bla, bla, bla . Y así se desvaneció todo, a tan solo cincuenta metros antes de entrar por la puerta Bisagra, el domingo, el coche, el viaje, ellos… Como se desvanecía la niebla en el despacho del inspector Luque. Como el sueño, el deseo, la esperanza…