Blue Montains
Consuelo Martínez Sánchez | Ivylove

Otro día más lloviendo sin parar. Conducía a la estación de autobuses de la calle Franklyn Estaba intentado recabar información de mi último caso que no dejaba de atormentarme en este último año.
Di un respingo en el asiento de mi coche al recibir la llamada de la central. Estaba tan concentrada pensando en los últimos hallazgos que no me la esperaba.
– Buenos días, detective Molina, la necesitan en el accidente de Blue River.
– Buenos días, ¿me necesitan en un accidente de tráfico? No es mi trabajo.-Contesté algo enfadada.
– Perdone, pero no puedo darle más información,
no quieren que trascienda a los medios aún. Pero es importante que vaya.
– Está bien. Iré.

Ya veía a lo lejos las luces de la policía, me acerqué a mis compañeros, se les veía el semblante serio.
– Buenos días, Molina. Necesitamos que vea esto.
La parte delantera del coche estaba destruida, habían chocado contra un árbol. Uno de los pasajero había salido despedido por el parabrisas delantero. Se veía que el exceso de velocidad más la lluvia había propiciado a que se salieran de la carretera. Dentro del coche había dos personas más. Otro chico joven en el volante y una chica en los asientos traseros, el corazón se me paro, se parecía a la última mujer que habíamos encontrado, Anitta Kovich. Lo peor de todo era ¿Que hacia una de las víctimas del accidente semidesnuda?. ¿Estaría haciendo el amor con el pasajero que había salido despedido? O peor aún ¿Estaría siendo violada?.
Algo en mi corazón decía que era la segunda opción. Estaban cerca del Parque Nacional de Balair donde habíamos encontrado el cadáver de Anitta kovich después de meses desaparecida.
Y lo que más me preocupaba se parecían. Se llevaron el cadáver de la chica al instituto forense, debíamos saber si había sido violada. Según sus pertenencias era Daniela Palermo, turista italiana. Debíamos llamar a sus familiares y darles la peor noticia que se les podría dar.
Fuimos a la casa donde estaban viviendo los dos individuos John Travis y Leo Martin. Estaba sucia y todo desordenada sería complicado para mis compañeros y para mi encontrar algo aquí.
Detrás tenían un cobertizo, tan sucio y desordenado como la casa. Había un bidón negro.
Ese instinto que dicen que tienen los mejores detectives en sus casos más importantes de pronto lo sentí. Algo me llamaba que mirase dentro.
– Ten cuidado espera a que te ayudemos. – Me decía mi compañero Douglas que se situaba delante de mi.
Se abrió, y como la caja de Pandora salió todo a la luz. Un cuerpo metido con ácido. El olor repugnante impregnó el sitio.
Otra mujer, otra de las desaparecidas.
Después de días enteros buscando, el horror incrementaba. Objetos que iban saliendo poco a poco. Los reconocía nada más verlos. Había estudiado tanto a cada chica que sabía de memoria lo que llevaban y tenía. En el último momento cuando ya nos íbamos un mapa con coordenadas. Diez cuerpos entre el Parque Nacional Balair y Blue Montains.