Cuando acudió la ambulancia medicalizada, el Facultativo no daba crédito. De la persona que yacía en la camilla, constitución alta y fuerte, había conseguido paralizar el sangrando que emitía por la nuca, pudiendo extraer una partícula minúscula que aventuró describir como un balín, si bien no tenía más datos. El hecho había ocurrido en un lugar céntrico, bullicioso, la Plaza de San Agustín donde se encontraban en rededor dependencias de Hacienda, Tráfico y varios edificios de viviendas; en fin, un lugar muy concurrido a aquella hora de la mañana.
La dotación policial que acudió al aviso diligenció el atentado, porque así fue valorado lo ocurrido por la Inspección de Guardia al tratarse de una agresión encubierta contra la integridad física de los viandantes. La Brigada Provincial de Policía Científica determinó en el informe enviado a la Autoridad Judicial que se trataba de un balín calibre 5,5, probablemente disparado desde algún lugar cercano por escopeta de aire comprimido.
Así las cosas, quedaba averiguar desde dónde se había provocado el incidente. No parecía fácil habiendo pasado el tiempo y sin testigos que ubicaran la situación del autor. Para más inri, en los días siguientes se sucedieron casos similares, con el mismo calibre, provocando diferentes heridos que coincidían, eso sí era un patrón, en fortaleza física.
Desde una habitación del quinto piso, en uno de los inmuebles que se alzaban próximo a donde se producían los acontecimientos, alguien de apariencia endeble preparaba el arma que, aparentemente inofensiva y fácil de procurársela, en manos expertas o con mínima destreza para su uso, afinando la puntería en consideración a parámetros de distancia, viento…puede ser mortal un impacto en puntos vitales. Se trataba de un joven que había sido objeto de abusos en el Colegio, reprimido y ninguneado hasta el punto de querer buscar venganza. Eso es lo que ocurría y, a quienes consiguió alcanzar tuvieron que acudir al Hospital aquejados de heridas en un ojo, pecho, nuca, oreja, ….eran un cúmulo de dianas humanass variopinta.
El Jefe Provincial de Policía dispuso mantener un retén próximo con la Unidad de Prevención y Reacción , a la vez que ordenó apostar en las azoteas servicio fijo con prismáticos y armados de nato con visor en previsión de nuevas incursiones del terrorista que investigaban. La orden era observar 24 horas de manera encubierta y no disparar a matar, prevaleciendo como objetivo localización y detención del autor. Cualquier hipótesis era considerada posible. No parecía fácil, la prensa ya había filtrado la noticia y muchos actuaban de forma extraña: ,miradas furtivas en la calle y fisgando desde las ventanas, pareciendo que algunos eran posibles sospechosos.
Finalmente, una de las dotaciones de las alturas consiguió vislumbrar algún movimiento anómalo en el edificio que le venía enfrente, a la altura del quinto; Siendo por la tarde el sol hizo destellar unos reflejos que bien fuera debida al arma que buscaban. Ubicaron la ventana , controlándola, comunicación de la novedad a la Superioridad, orden judicial….