CAMINO A LOCURA
OLGA PROKHOROVA | Olga IF

Un día caluroso, en un autobús viejo, sin aire acondicionado, 20 pacientes psiquiátricos están siendo transportados a nuevo manicomio debido a unos fallos eléctricos en su manicomio habitual.
Era un camino largo y el conductor del autobús decidió parar de camino en una gasolinera para tomarse un café. Les pidió esperarle dentro del autobús. Ellos hicieron caso omiso a las palabras del conductor después de abrir las puertas consiguieron escaparse.
Cuando el conductor volvió al autobús descubrió que había pasado. El conductor siguió su camino al manicomio con un autobús vacío. De camino pasó una parada de autobús en la que vio gente en una parada de bus. Él paró y les ofreció a todos los que estaban ahí un viaje gratis a su destino. Ellos se subieron sin dudar.
Al llegar al manicomio, el conductor dijo al personal que los pacientes estaban muy inquietos y eran propensos a contar historias extrañas.
Después de que los pasajeros vieron que llegaron a un manicomio empezaron a gritar y resistirse a salir, lo que le llevó al personal del manicomio a sacarles por la fuerza.
Entre pasajeros había una chica joven que llevaba patines. Cuando la sacaron del autobús, empezó a patinar por todo el patio intentando escapar, dificultando al personal su cogida.
Los pasajeros empezaron a gritar que eran personas normales y que lo que estaba pasando era una violación de sus derechos humanos y pedían que alguien llamase a la policía. Después de los forcejeos fueron trasladados en sus habitaciones.
El medico ordenó suministrar una dosis de tranquilizante a todos los nuevos pacientes. Después de unos minutos de calma, el medico empezó a analizar la situación y le entraron muchas dudas. Pidió ver sus documentos de identidad, junto con sus carpetas médicas, pero nadie las tenía. En ese momento decidió llamar a la policía.
Cuando la policía llegó al manicomio, se encontró con unos pacientes alterados.
Una de las mujeres, estaba vestida muy elegante. Llevaba un traje y gafas. Ella empezó a gritar que era una profesora y que la estaban esperando en la escuela.
Otro de los nuevos pacientes, era hombre con muchos tatuajes de aspecto muy peligroso. Tenía una actitud arrogante. Les dijo que acababa de salir de la presión y que no iba dejar que le encerrasen en un manicomio.
Una mujer preguntaba por su marido. Los dos eran tímidos. La mujer no dejaba de desmallarse.
La chica en patines estaba diciendo que no sabían con quién se estaban metiendo. ¿sabéis quien son mis padres?
Después de un par de días de evaluación de los pacientes, se dieron cuenta que no presentaban síntomas de desorden psiquiátrico. Ahí es cuando la policía decidió llamar al conductor para declarar, el cual al final acabó contándoles la verdad. Tres días después, los viajeros del autobús fueron liberados y por fin pudieron ir a casa. La policía tardó un mes en encontrar a todos los pacientes psiquiátricos que habían escapado en aquella gasolinera.