Una voz de mujer sonó por la emisora del coche de policía.
Sonó nítida, sin ruido, porque lo de las interferencias sólo pasa en las películas.
“A todas las unidades. Les habla la inspectora Márquez, hemos detenido al sospechoso. Nos dirigimos a comisaría. Mantengan el operativo base y esperen instrucciones”.
***
Lorena siente un escalofrío recorriendo su espalda.
Siempre pasa frío en la maldita sala de interrogatorios.
Quizá es por su hipotiroidismo. O puede que, después de quince años, todavía no se acostumbra a enfrentar la mirada de los que no tienen nada que perder.
Aunque la inspectora está entrenada para evitar que su cuerpo o su cara descubran sus emociones, hoy tiene que hacer verdaderos esfuerzos.
A lo largo de su carrera, le ha tocado lidiar con casos muy complejos, pero esta vez es diferente.
La exposición mediática es nueva para ella. Y el reloj, que se ha unido al equipo de los malos.
En tres horas terminará una pesadilla que dura ya cuatro días. Los mismos que hace que este hombre raptó a la chica de sonrisa perfecta.
Lorena no puede borrarla de su cabeza ni un segundo.
La “chica” en cuestión, es una influencer con algo más de cuatro millones de seguidores en Instagram.
El detenido la secuestró, y secuestró su cuenta.
La utilizó para publicar su hazaña y el utópico precio de su liberación : el cierre definitivo de esta red social.
En los escasos minutos que tardaron en interceptar y eliminarlo, el post alcanzó casi un millón de likes.
Viralidad.
Ríete tú del crimen organizado.
***
La primera media hora de interrogatorio ha resultado estéril, pero si alguien puede hacerle hablar en menos de ciento ochenta minutos, esa es Lorena Márquez.
Se miran en silencio.
Un silencio que se rompe con el chirriar del pomo de la puerta.
– Inspectora, tienes que venir.
– Ahora no, Delgado.
– Es importante, inspectora.
Contrariada, se levanta y mira a su subordinada. En una milésima de segundo, sus ojos verdes le han dicho a su compañera:
“Más te vale que esto sea lo suficientemente importante como para interrumpir el interrogatorio más importante de mi carrera”.
Camina firme hacia la sala contigua.
Ninguna de las tres personas que están allí se atreve a mirarla.
Nadie dice una palabra.
Mira hacia el ordenador y, en una coreografía perfecta, sus músculos se tensan al compás de sus pasos, que la llevan derecha hacia la pantalla iluminada.
Enhorabuena inspectora,
¡Has estado a punto de pillarme!
Tengo que reconocer que estoy impresionado. Jamás creí que una pija flacucha pudiera llegar tan lejos.
Como muestra de respeto, te envío esta foto de mi álbum familiar.
Saluda a mi hermano de mi parte.
De golpe, el aire se vuelve denso y su respiración, irregular.
La rabia y la angustia vendrán después. Ahora mismo la conmoción lo ocupa todo.
Lorena se gira autómata hacia la sala de interrogatorios.
El detenido la espera con la satisfacción del cínico.
Sus ojos sonríen.