CASO CERRADO
Ana Castro Rodríguez | Lobezna

De madrugada una llamada despierta a Jorge, oficial de la Guardia Civil. Han encontrado un cuerpo
en el embalse. Una mujer.
Quince minutos después llego al lugar de los hechos. A medida que me acerco al cuerpo noto sobre
mi nuca miradas extrañas de mis compañeros. Entonces veo a Cristina; médico forense, amiga y
examante inclinada sobre el cadáver. En el momento en que nota mis pasos se gira; me mira, mira el
cuerpo y me vuelve a mirar. Es entonces cuando sé que es Alicia,mi mujer. A partir de ese
momento: el vacío.
Cristina fue el “bastón”de Jorge durante el duelo, la amiga incondicional. De examante pasó a ser su
pareja y tres años después, su mujer.
Lo que no sabe usted, querido lector, es que tres años y medio atrás Jorge y Alicia se habían
separado. Durante ese tiempo ella conoció, por casualidad, a una mujer durante la inauguración una exposición de arte contemporáneo y poco a poco que fueron entablando una profunda amistad.
Sentía como si la conociera de toda la vida y cuando se dio cuenta se había enamorado. Nunca
había sentido eso por una mujer. No la atrajo su sexo, si no su carácter y personalidad. Y tan natural
como espontáneamente comenzaron una relación íntima. Eso sí, siempre de puertas adentro.
Pasaron unos meses en que todo parecía idílico, mágico y ese punto de secreto lo hacía más
interesante. Pero cuando Jorge la llamaba para rogar una y otra vez mil perdones por su infidelidad
y que, por favor, le diera otra oportunidad, que no la iba a cagar esta vez, ella comenzaba a
replantearse si la situación en la que estaba no era más que una vendetta personal.
Y un día tomó una decisión que lo cambió todo.
–Lo último que deseo es hacerte daño. Pero me he dado cuenta de que sigo enamorada de mi
marido y lo nuestro no puede continuar –le dijo a su amante.
–¿Pero cómo puedes decirme esto? Yo te amo. ¿Cómo puedes olvidar de golpe todo lo que hemos
vivido estos tres meses?
–No lo olvidaré mientras viva. Ha sido precioso y por eso mismo me he dado cuenta que esto es lo
que quiero, pero con Jorge.
–Ésto nunca lo tendrás con él. Es único y solo nuestro.
La conversación se repetía cada vez que Jorge llamaba y esas eran más a menudo y continuadas en
el tiempo.
Una noche Alicia empezó a encontrase mareada y perdió el conocimiento. Cristina, su amante, la
metió en el coche, y condujo hasta el embalse.
Fue tan fácil deshacerme de esa furcia. Dormida como estaba nos metimos en el agua y sujetando
firmemente su cabeza la hundí en ella. Noté los espasmos. Eran leves debido a las benzodiacepinas
que le había suministrado. La dejé allí boca abajo y me fui a casa a la espera de la llamada
solicitando mi presencia en el lugar de los hechos.
Resultado de la autopsia: Muerte por ahogamiento. Suicidio.
CASO CERRADO.
Lobezna Lucini.