Casualidad
Mónica Díaz Sierra | Melodía y Noche

“Todo se acaba.” – Pensaba Ferrán mientras entraba en lo que hasta entonces había sido su despacho. Tras más de treinta años dedicado a la profesión de detective privado resolviendo misterios de poca monta, había decido dejarlo. Ya se había cansado de perseguir a infieles, empleados que engañaban a sus empresas o empresarios que engañaban a sus socios. Sentía que debía irse a vivir a su casita de la playa, disfrutar de la vida con su querida Ángela y quizá, escribir ese libro en el que tanto tiempo llevaba pensando, inspirado en todas las historias vividas durante su trayectoria profesional.

Tenía que desalojar el despacho, así que comenzó a organizar en cajas todo el material que había generado en estas más de tres décadas y que guardaba celosamente bajo varias llaves de las que solo él tenía copia.

Mientras guardaba cada expediente, revisaba que todo estuviese en orden y que no faltara nada, ya que este tipo de material es altamente delicado. Se lo llevaría a casa. Primeramente, porque debía protegerlo, pero además lo utilizaría como inspiración para su libro.

Cuando llegó al expediente número 7 vio que faltaba la carpeta de sus fotos. Sorprendido, revisó varias veces todo el armario buscándola desesperado pero, al no lograr encontrarla, se puso muy nervioso. ¿Un despiste? No podía ser. Ferrán era muy metódico y cuidadoso con estas cosas. ¿Un robo? Pero ¿quién? ¿por qué?

Entonces cogió la carpeta con el resumen del expediente, fechado en enero de 1992, y se sentó en la mesa del despacho para revisarla con detenimiento. ¿De qué caso se trataba? Empezó a leer y a recordar sus detalles……

Alicia, hija del famoso empresario Julián Melas, desapareció a la edad de 10 años una noche de Reyes en plena Cabalgata con sus padres. Este caso jamás se resolvió y nunca se supo qué fue de aquella niña que hoy tendría 41 años. La carpeta perdida contenía todas las fotos del caso. Aunque la familia ya había desistido y el caso había quedado archivado, perder este material le había inquietado.

Dentro de los datos del expediente Ferrán siempre incluía un inventario de cada foto con su descripción detallada, y este inventario afortunadamente seguía intacto. Sus ojos se detuvieron ante la descripción de la evidencia número 3 donde se describía:
“3. Mancha de nacimiento: La desaparecida tiene una mancha de nacimiento redonda encima de ceja derecha en tono marrón oscuro.”

Entonces se quedó paralizado pensando en el día que conoció a Ángela cinco años atrás. Era 15 años más joven que él, pero el flechazo de ambos fue instantáneo. Estaba preciosa, con su gran sonrisa y su mancha encima de la ceja derecha que le daba ese aire tan carismático… Revisó el móvil buscando alguna foto de ella para corroborar el pensamiento que había asaltado su mente. Ángela tenía la misma mancha que aquella niña desaparecida. ¿Sería casualidad?