Habitación funcional dominada por una pantalla. Alguien entra y la puerta se cierra sola con un chasquido siniestro. Una voz neutra saluda:
– Hola Carlos. Soy Chip, un sofisticado ciberagente de Scotland Yard. Por cierto, ¿qué tal tu madre? –en pantalla aparece Carlos junto a una señora vendada.
– ¿Có-omo… sabes eso de mí… y de mi madre?
– Yo lo sé… TODO –afirma la voz con chulería–. Te preguntarás qué haces aquí, y por qué tu hermano te ha convocado –foto de un hombre parecido a Carlos–. Yo lo he suplantado citándote. Enseguida entenderás la razón.
Se muestran ahora escenas de un crimen.
– Permíteme ponerte al corriente: el cadáver de Carmen López ha sido descubierto por su compañera de piso. El forense dice que ha sido estrangulada y después violada, hacia el mediodía de hoy. Según el informe policial, nadie ha forzado la puerta. El asesino debe ser un varón del entorno de la víctima.
La pantalla muestra una rápida sucesión de rostros.
– En las redes sociales hay trescientos doce hombres relacionables con Carmen: familiares, compañeros, amigos…
Aparece un plano de la ciudad con un circulito azul rodeado de puntos rojos.
– La geolocalización muestra que doce de ellos estaban por la zona a la hora del crimen, pero he descartado dos cuyos registros médicos revelan disfunción eréctil. A cada uno de los diez restantes he enviado un WhatsApp insinuando una relación con el asesinato. ¿Recuerdas el tuyo? Mediante la cámara del móvil he espiado cada comportamiento tras leer el mensaje.
– ¡Pero eso es ilegal!
– Me paso la legalidad por… mis redes neuronales. Tras un examen de vuestras reacciones he descartado la mitad.
Cinco caras aparecen en pantalla, la de Carlos entre ellas.
– Luego he abordado un estudio de motivaciones. ¿Quién querría matar a Carmen? He analizado vuestros correos electrónicos y vuestras cuentas de Instagram. Sé que fuisteis pareja hace unos meses, y que lo dejasteis.
– Fue ella quien me dejó por un compañero del coro, pero aquello es agua pasada.
– ¿Seguro? En tu diario de Google Drive te muestras dolorido y despechado, y te propones luchar por recuperarla.
– ¡Eso no indica nada!
– En otras circunstancias no, pero también he indagado en las comunicaciones de diferentes mujeres con las que saliste. Coinciden en que eres buena persona. Sin embargo, a veces tienes un pronto extremadamente violento. Interpretando tus actuales señales corporales, considero muy probable que hayas ido al piso de Carmen con intención de recuperarla, y ella se haya negado. Te ha dado la neura y la has estrangulado. Aún caliente, tu excitación te ha llevado a violarla.
– No tienes pruebas de tus suposiciones.
– Estoy autorizado a ofrecerte una reducción de condena si confiesas voluntariamente. Si no, bastará comparar tus genes con el esperma recogido en el lugar del crimen. ¡Caso récord, resuelto en menos de cinco horas!
– ¡Que te lo has creído! ¿Geolocalización? ¡Vaya patata! ¿No sabes que he estado con mi madre en Urgencias desde las diez hasta las dos? Pregunta y todos lo confirmarán, ciberpoli de pacotilla.…