-¿Qué tal? ¿Contenta?
-Bueno…, no sé. Me esperaba otra cosa.
-¿Otra cosa? ¿Cómo qué? ¡No me digas que el cambio no es impresionante!
-A ver…, tanto como impresionante…
-Chica…¡que inconformista eres! Si nos dan diez, tú quieres veinte. ¿Qué nos habían prometido? Dime que no han cumplido palabra por palabra con las condiciones prometidas.
-Sí, ahí te doy toda la razón. Seré yo que soy muy rara y me hago ilusiones enseguida.
-Tú me conoces y sabes que he sido reivindicativa como la que más. Y hasta que no lo hemos logrado no he parado. Que había algunas por ahí que se pensaban que a mí me iban a tratar con “favores especiales”. ¡Menudas bocazas! ¡¡Pues aquí me tenéis!!
-Menos mal que con todo este jaleo no te oyen.
-Buenoooooo…¡habló doña silencios! Pero que tiquismiquis nos hemos vuelto, ¿no? Me vas a decir que antes era todo tranquilidad, paz y buen rollito.
-Eso tampoco.
-¡Ves!
-¿Sabes lo que llevo muy mal? Lo del comedor. Me vuelvo literalmente loca para saber dónde está. Antes pues…comías en tu sitio…
-¡Pero eso es acostumbrarse mujer! Estás desorientada aún. En dos días lo tienes. En serio, me vas a decir que lo mismo es estar sin poder moverte en todo el día que esto. Cuando quieres subes al nidal, pones un huevo o dos y vuelves a tu metro cuadrado en el suelo con tus nueve compañeras. ¡En sue-lo!
-Mi prima es campera…
-Y dale…