Por enésima vez, esperé a quedarme sólo en la comisaría. Sabía que terminaría haciéndolo otra vez. Había sido otro día duro, sin tu compañía, sin tu sonrisa, recordando cómo pasabas delante de mi mesa, la del comisario en jefe, rozándome con tus ojos verdes, para dejarme de nuevo sin aliento.
Verte salir con tanta decisión, con tu uniforme azul marino y esos pantalones de bolsillos laterales… Cuántas veces bromeamos mientras simulabas un arresto en mi casa y después te desnudabas, quedándote sólo con esas botas, sobre mí.
En el cajón de abajo, tras unas carpetas con informes, guardo una dosis de heroína; la que necesito diariamente para olvidarte. Con el brazo izquierdo sobre el tablero de la mesa, me recojo hasta cuatro veces la manga para poder alcanzar la vena. Está tan deteriorada que ya no se puede distinguir.
Levanto los ojos buscando razones para tu muerte y en la pared de enfrente, sólo hallo tu foto, en la que se ofrece una recompensa para quién te encuentre. Hace un año que lo hago gratuitamente.
Prácticamente, dedico todo mi tiempo a hacerlo y, justo ahora, mientras hundo la aguja sobre mi piel dañada, te encuentro en la sinrazón que la química me provoca, trasladándome a tus manos, tus rizos y al sabor de tus caderas, que completan mi cuerpo.
Este líquido me vuelve irracional, me tortura porque igual me hace volver y quizá no sea suficiente para terminar. Escucho tus lamentos, también tus gemidos y llego a la locura.
Te fuiste aquella tarde en tu coche pero no volviste a casa…
En breve, volverán tus compañeros a la comisaría y parecerá en sus mentes como si no hubiera pasado nada. El teléfono, los emails, los delincuentes y las personas honradas volverán a surgir.
Espero que tampoco me encuentren a mí, que sea definitivamente olvidado. Pero siempre regreso, en este despertar transitorio. Las luces me molestan y Rodriguez, que anda siempre mosqueado con mi comportamiento, se acerca y deja un informe sobre mi mesa. Parece satisfecho. Le han puesto el sello que verifica que es un caso solucionado. Abro la carpeta y te veo con el teniente Miranda besándote, como si fueras suya…
Gutiérrez: “Comisario Valero, es acusado del asesinato de la policía Almudena Puente y del teniente Miranda. Sus cuerpos han sido descubiertos en excavaciones cercanas a su domicilio”. Creo estar de nuevo bajo los efectos de esa sustancia que me posee y me desnuda, como hiciste tú.