Consecuencias
Paula Fuente | Pau85

Aparece casi desnuda, ensangrentada y con algo en la mano. Solo lleva una camisa blanca rasgada y un tanga. Su pelo rubio ceniza es una maraña. Tiene mala pinta.
Se para el concierto.
– ¿Pero qué haces, tío? ¡Sigue cantando!
– Mira ahí, ¿no la ves?…¿Qué lleva en la mano?
– No tengo ni idea, pero va goteando sangre.
Viene el personal de seguridad, la consiguen retener sin emplear fuerza hasta que llega la policía que se hará cargo del caso, llegan 24 minutos después del aviso.
La investigadora Júlia Tornel se presenta en el lugar con su compañero, el inspector Agustí. Ambos se sorprenden del estado de la chica, de la cual no conocen ningún dato. Intentan hablar con ella pero tiene la mirada perdida; según la unidad de sanitarios que ha llegado a la vez que ellos, aún está en estado de shock y puede tardar horas, días o semanas en volver a hablar.
Recogen pruebas y la llevan al hospital. Allí la limpian, toman muestras y verifican que no haya fracturas; no parece que haya nada roto. Asimismo, le toman muestra de las huellas dactilares a ver si, por esa vía, descubren, al menos, cómo se llama.
Han tenido suerte, la chica se llama Alma Arroyo.
Consiguen desde comisaría, usando las bases de datos de la policía, averiguar que tiene una hermana en Barcelona, que sus padres murieron hace dos años en un accidente de tráfico y que ahora vive con una amiga, Sara, en el centro de la ciudad. Llaman a Sara y pronto se persona en comisaría.
Ésta le explica que habían salido la noche anterior a tomar algo, que se liaron con los chupitos, que conocieron a un par de chicos que parecían muy formales, pero que ella se había ido pronto para casa porque madrugaba al día siguiente. Alma se había quedado con el otro chico tomando una copa y charlando. No sabía que había pasado después.
Júlia y su compañero van hasta el hospital preguntándose qué había llevado a Alma a hacer esa escabechina. No lo podría descubrir si ella no empezaba a comunicarse.
Llegaron al hospital. Habitación 367. Entraron. Alma estaba nerviosa. Alma hizo uso de sus conocimientos e intentó calmar a Júlia. No fue fácil pero consiguió que le explicaracomo había llegado en medio de un concierto con un pene en la mano que aún regalimaba sangre.
Júlia explicó, entre sollozos, lo mismo que su amiga, pero continuó añadiendo detalles.
Había ido a tomar algo con el chico que conoció anoche, todo parecía marchar bien pero de pronto, se empezó a encontrar mal, se desmayó. Se despertó mientras un chico le aguantaba los brazos hacia atrás, y justo el otro, se bajaba los pantalones. Ellos no contaban con que ella, freaky de las series policiacas, llevaba un cuchillo pequeño pero afilado, dentro de su bota. Aprovechó un descuido para defenderse, y al hacerlo, le desmembró el pene. Salió corriendo pero pensando: Esa es la consecuencia que todo violador debería tener.