Container
Sandra Lizeth Quintero Gutiérrez | Sandra Quintero

Era una noche de invierno en el gran puerto de Barcelona, inundado completamente por una espesa neblina proveniente del mar. La agente Perera caminaba con su compañero, el agente López, solos en la inmensidad del lugar. Perera mira estupefacta los pasillos de interminables containers, que se extienden a cada lado del camino, le habla a López:
– ¿Siempre está tan solo aquí?
– Eh… supongo… bueno, hace frío, estarán dentro, en alguna oficina. Ya es casi mediano
¡PUM! Un fuerte estruendo interrumpe a López.
– ¡Allá! – grita Perera y se dirige hacia uno de los pasillos, López se apresura en dirección contraria.
– Es por aquí.
– No, venía de aquí – insiste Perera.
¡PUM! Ambos miran en la misma dirección y se apresuran hacia allí. ¡PUM! El golpe suena cada vez más fuerte ¡PUM! Cada vez más seguido ¡PUM! Perera y López identifican un container de donde sale el ruido.
¡PUM! López se detiene y le hace una seña a Perera para que se haga a un lado de la puerta ¡PUM! López busca algo en sus bolsillos, sin éxito, entonces mira a Perera:
– Pide refuerzos.
Perera lo mira extrañada: – tú tienes la radio.
López mira a su alrededor, intenta escanear el lugar con la mirada ¡PUM! Todos los pasillos son iguales ¡PUM! La niebla oculta el suelo ¡PUM! Perera lo toma del brazo:
– ¡Vamos! – dice Perera, mientras lleva su mano hacia su arma.
López la mira y le hace gracia, nota lo nerviosa que está. ¡PUM! La toma el brazo y le susurra:
– Tranquila. Lo más probable es que sean polizones. Ten cuidado, no querrás dispararle a un civil.
¡PUM! Perera exhala profundo y le sonríe.
– Tienes razón, no sé qué me pasa. La niebla me pone nerviosa.
López toma la manilla de la puerta. ¡PUM! Mira a su compañera y con sus dedos cuenta del 3 al 0, abren la puerta.
Silencio. El interior está completamente oscuro. Los agentes avanzan lentamente . López arrastra la luz de su linterna por el lugar. Perera lo ve y decide hacer lo mismo, su linterna le da pelea y debe golpearla un par de veces hasta que enciende. Empieza a escanear su lado del lugar.
¡PUM! Perera se sobresalta y retrocede un paso. Nota que López no está. Respira profundo y susurra:
– ¿López? – nada -¡¿López?!
¡PUM! Perera continúa escaneando la habitación con su tambaleante luz. ¡PUM! Pierde los nervios y deja caer su linterna. Se agacha a recogerla, nota que la luz ilumina unos pies. ¡PUM! Se incorpora. ¡PUM! Sus ojos se vuelven agua.
– ¿López?
¡PUM! Perera ilumina el rostro del hombre y suspira de alivio al ver que es López.
– ¿Me quieres matar de un infarto, tío?
El hombre sonríe y uno de sus ojos se mueve mecánicamente, escaneando a Perera. Ella retrocede, el hombre avanza. Perera tropieza con algo y cae ¡es el cuerpo de López! ¡PUM! El hombre se detiene ¡PUM! De las tinieblas salen más pies ¡PUM! Decenas de copias suyas y de López la rodean.