DAKOTA Y EL MISTERIO DEL GOYA
María Céspedes Balongo | María

El ruido de una tapa desgastada junto con un leve ladrido eran los sonidos que más despuntaban en una habitación de cinco estrellas con un cuerpo colgando de una magnífica cabeza de ducha de la que, al parecer, salían varios modos de masajes……
Dakota, como se autodenominaba la inspectora de policía María del Pilar Rodríguez García, observaba lo que para ella era una «alcachofa» de toda la vida, pero algo más grande, al mismo tiempo que pensaba que la de su baño no habría aguantado tanto peso.…
—¿Quién es la víctima?
—¡Joder! Es un productor de cine…, veamos…¡Ah, sí!, Jose Rumian Longo — contestó un subinspector con ganas de que llegase la hora del bocadillo para escaquearse de un trabajo del que se quejaba cada vez que encontraba una oreja inferior a su grado.…
—¿Y esos…?
—Pues…, Damián Conera…, director de cine… Abelina Fernández…, montadora, también de cine… Miguel Mostaza…, guionista… Y Pablo Sabiendas…,
¡un puto gestor!…
—¿Qué tiene de extraño lo del gestor?
—¡No sé, los otros son de cine y cada uno había ganado un Goya! ¡Además los cinco ocupaban la misma «suite», como si fueran a escote por racanear!
—Está bien, retírese y deme ese informe…, y mande llamar a los sospechosos.…
Dakota para trabajar solo necesitaba a su perro «Minimarmi», los demás le sobraban, dado que distraían su táctica de concentración, donde observaba a los implicados, les formulaba las preguntas que veía necesarias (según el caso) y deducía con relativa rapidez lo sucedido… Por lo que, su primera pregunta recayó en el gestor, un hombre bajito con ínfulas de mazado que parecía bastante alicaído.…
—¡Qué vínculo tenía con la víctima?
—¡Era…mi…marido!
—¡Maricón! —dijo entre dientes la montadora de cine, Abelina Fernández, a quien esa noche le habían concedido el Goya por el montaje de una película dirigida por Damián Conera, quien también recibió un Goya al igual que Miguel Mostaza, por dicha película, cuya producción había sido también premiada, aunque no le sirviera ya de mucho o de nada a Jose Rumian Longo, pues su cuerpo seguía colgando de la húmeda alcachofa……
—Abelina… ¿Dónde estaba usted a las 05:00 de esta madrugada?
—¡Festejando el Goya con Conera y Mostaza! ¡Más bien tendría que preguntarle al minúsculo gestor por su ubicación a esas horas! —contestó muy altiva la montadora
apoyada por el obligado asentimiento de un copetudo director y un enviciado guionista que aún tenía la nariz manchada de la cocaína que esnifó sobre la cabeza de su Goya.…
—¡Sois unos hijos de…! —gritó el gestor.
—¿A quién se le ocurrió la idea de colgar el cuerpo en la ducha?
—¡Pero qué demonios dice inspectora! —gritó Abelina.
—¡Conera, Mostaza y Sabiendas quedan detenidos por el «erróneo» asesinato de Longo! Ya que ustedes querían haber colgado a Fernández, hartos ya de tanto feminismo……
Dakota llegaba a casa con «Minimarmi» después de otro caso resuelto y con algo dentro del bolso… Ella siempre se llevaba algún objeto de la escena del crimen…
Y esta vez tocó, ¡un Goya!