DEADLY JEALOUSY
Marta Daunis Lopez | Celia_and_neko

En la oscuridad, en medio de la nada, reposa un hombre en un poste de luz, llevando una gabardina y un sombrero, era evidente que quería ser discreto. Me adentro en su campo de visión, escuchando mis propios pasos.
Sabia donde me metía, sabia que era peligroso lo que iba a hacer. La muerte de mi hermana Alaia, hacia que actuara de esa manera. No podía permitir que su muerte fuera en vano, tenia que hacer justicia. Y justo tenia delante a la persona que me iba a ayuda a hacer mi cometido.
—¿Tienes lo que te pedí? —Me pregunta con su voz grave e inmediatamente le enseño el sobre que tenia escondido debajo de mi chaqueta. Él intenta arrebatármelo pero se lo impido.
—Ah, no. Antes tienes que decirme lo que sabes.
—No mucho, este caso es mas complicado de lo que parece.
—Hable, para eso le pago.
Parece que el hombre esta dudando en decírmelo o no, pero finalmente decide contármelo todo.
—Alaia Lowel, 26 años, mujer caucásica, recepcionista de un hotel de cuatro estrellas. Estudio administración y bellas artes en una buena universidad. Encontraron su cuerpo tirado en un contenedor de basura. Arma del crimen aun desconocido.
—No me cuente lo que ya se, Detective Chrisenhall.
—El sospechoso es Eros Jones, su pareja. Pero algunas pruebas indican que fue otro hombre el culpable.
—¿Quién?
—No lo se, apenas pudimos rescatar ADN del asesino.
Me quedo parada, pensativa. ¿Quién seria capaz de hacer daño a mi hermana y tirarla a la basura como si fuera un objeto roto?
Alzo el sobre y le doy al detective, este lo toma inmediatamente y antes de que desapareciese de mi vista, le aviso:
—Por favor, encuentre el asesino.
—Lo haré.
Después de aquella noche, no volví a ver al detective.
Ansel Chrisenhall, es uno de los mejores detectives de la ciudad y confió plenamente en él. Se que hará un buen trabajo. Mientras espero alguna noticia suya, mirare mis espaldas. Sea quien fuese el asesino de mi hermana, podría ser posible que también vaya a por mi.
Las noticias no se hicieron esperar mucho. Resulto que el culpable era Ciro Finnegan, el mejor amigo de Eros, estaba secretamente enamorado de él y no le caía bien a mi hermana. Intento hablar con ella para que cortara con Eros, fracasando en el intento y en un arrebato, la mato de un golpe con un extintor, después, asustado, decidió tirar su cuerpo en el contenedor de basura.
Era algo que no me lo esperaba en absoluto. Conocia a Ciro y definitivamente era un hombre amable y abiertamente homosexual, era una persona que nunca haría daño ni a una mosca. O eso creía yo.
—Nira. ¿Estas disponible? —Me pregunta el detective a través de la línea.
—Si, aquí estoy.
—Siento la perdida.
—No, gracias por todo, detective. Siempre estaré en deuda con usted.