Doscientos cuarenta y tres gramos
Kamran Deyhimi Chaman Jouy | Kamran

De pie, junto a la tumba abierta, con las manos enguantadas, depositó sobre el féretro una cajita de cartón que contenía un puñado de piedras que pesaban exactamente doscientos cuarenta y tres gramos.
Los mismos que pesaba su hijo en el vientre de María en el momento en que, quien ahora gritaba desde el interior del ataúd los atropelló.