No me fue bien aunque lo tenía todo meticulosamente planeado, pero a veces las cosas no salen como uno quiere. En los periódicos no lo cuentan cómo fue. El titular decía: Intenta atracar un banco armado con dos cafés muy cargados y no se lleva ni un solo céntimo. Y seguía: Ayer a las diez de la mañana un individuo penetró en una céntrica oficina bancaria de la localidad con ánimo de atracarla…
Las cosas se torcieron pronto. Las puertas de seguridad son imposibles de abrir con las dos manos ocupadas, conseguí pasar no sin derramar parte de uno de los cafés y perder el azucarillo y la cucharilla del otro. El director se apercibió de que raro algo sucedía y ante la perplejidad de los presentes el lugar de accionar la alarma subió al máximo el aire acondicionado. Luego en el telediario: Pensé que la mejor manera de desarmarlo era enfriar cuanto antes los cafeses.
El segurata a punto de jubilarse decidió sentarse en un rincón y tratar de molestar lo menos posible, en sus cuarenta años de servicio solo había sacado la pistola de su funda para limpiarla el segundo domingo de cada mes. Una viejecita viendo peligrar su pensión me propinó un bolsazo que derramó el resto del café que sostenía en la mano izquierda. Con la otra intentaba sacar la bolsa de basura para el dinero pero como sujetaba el platillo del segundo café con los dientes no se me entendía nada de lo que decía. Otro cliente escapó corriendo y avisó a la policía. Ese fue mi mayor error, porque hasta ahí, mal que bien lo tenía controlado. El telediario: La rápida intervención de las fuerzas de seguridad impidió una tragedia mayor. Los artificieros de la guardia civil desactivaron un bombón descafeinado junto al cajero automático con lo que evitaron desgracias personales y daños materiales significativos, tan solo hubo que lamentar unas pocas manchas en la moqueta. La señora de la limpieza suelta: el café es lo peor, cómo quito yo eso ahora, es que la gente ya no respeta nada.
Luego sale el camarero del bar: yo ya sospeché, se le veía muy nervioso, me pide dos solos muy cargaos, un bombón y dos recortaos, digo yo: serán dos cortaos y el tipo, bueno si eso. Recortaos que al final no me pude llevar por que no tenía manos suficientes. En casa estuve practicando con leche fría con colacao que a mí el café no me gusta y con lo que quemaban los cafés con dificultad pude pillar el bombón y los solos. En fin, un verdadero desastre.
Ya tenía razón la limpiadora, ya, no hay respeto, se estuvieron riendo de mí todo el telediario, y nada de contar lo mío en el apartado de nacional o el de sucesos, qué va, me sacan después de lo de la foca monje del zoo de Madrid que había tenido una cría con hábito y todo.