El caso del cadáver muerto
Miguel Ruiz Mora | Quemecuento

‘-Estimado Watson, me reafirmo en mi diagnóstico. Este cadáver está muerto.
-Déjese de gilipolleces, querido Holmes.
-Es más, me atrevería a afirmar que la muerte se produjo como consecuencia de una hipotermia aguda.
-Céntrese un poco, amigo. No tenemos todo el día…
-Todavía nos queda por resolver un par de cuestiones, Watson. ¿Quién y por qué?
-Eso ahora carece de importancia, Sherlock. Asuntos más urgentes requieren de nuestra presencia.
-Discrepamos en este punto, apreciado Watson. No existe mayor requerimiento que el de esclarecer las circunstancias en las que se ha producido un crimen.
-No me venga ahora con eso…
-Éste sin duda es, querido amigo, uno de los casos más espeluznantes a lo que nos hemos enfrentado.
-Le digo que no tenemos caso. Tenemos prisa, ¿recuerda?
-Watson, debemos de haber pasado algo por alto. Fíjese bien, no hay rastro de sangre y el asesino se ha tomado la molestia de envolver el cuerpo en una fina capa de plástico transparente. ¿Qué le sugiere esto?
-Me sugiere que esta tarde se ha bebido usted una botella entera de whisky de malta.
-Muy perspicaz, apreciadísimo amigo. ¿Insinúa usted que estoy borracho?
-Si me lo permite, Holmes, le diré que no lo insinúo, sino que lo afirmo.
-Maldita sea, Watson, es usted muy avispado. Un jodido cabrón muy astuto, pero ¿sabe qué?… Yo a usted lo quiero mucho… Muchísimo.
-Ande, no me monte ahora una escenita y sigamos con lo nuestro.
-Espere un momento, amigo Watson. ¿No lo nota usted?
– ¿El qué?
-El frío. Hace un frío terrible. ¿No lo nota?
-Efectivamente, querido Holmes. Estamos en la sección de congelados. Vayámonos de una maldita vez. Tenemos número para la frutería.
-Pero, ¡por Dios!, Watson, ¡debemos resolver este asesinato! ¿Es que no se da cuenta de que sostengo un cadáver en mis brazos?
-Ya vale, querido Holmes, haga el favor de dejar esa bolsa de merluza ultracongelada en su sitio. Tenemos que seguir haciendo la compra.
-No lo entiendo, de verdad, le juro que pensé que…
-No se preocupe, Holmes, son cosas que pasan.
-Ya, pero… Esa pobre merluza está muerta, ¿quién habrá sido?
-Seguramente el Capitán Pescanova.
-¿El Capitán Pescanova? Ese cabronazo vuelve a cruzarse en nuestro camino. Sin duda, doctor Watson, se trata de la encarnación del Rey del Mal.
-Lamento contrariarle, pero no es del mal, sino del mar. Está escrito en la bolsa, ¿lo ve? El Rey del Mar te lo lleva fresco a tu cocina.
-Vaya, lo siento, amigo Watson. Lamento profundamente haberle hecho perder su valiosísimo tiempo.
-No se disculpe, señor Holmes. Tenga, meta unos kiwis en esta bolsa.
-¿Pájaros sin alas embolsados? Vaya…. Interesante enigma el que plantea usted. La resolución de este acertijo supone un reto para mi capacidad deductiva, apreciado colega.
-Mire, déjese de chorradas. Haga el favor de esperar un momento aquí mientras voy a la sección de lácteos. ¿Quiere alguna cosa?
-Sí, doctor Watson. ¿Haría usted el favor de traer queso?
-Claro, ¿alguno en especial?
-Sí.
-¿Cuál?
-El emmental, querido Watson. El emmental.