El castigo y la justicia
Nicolas Gomes Rodriguez | Gomes

Llevamos semanas intentando atrapar al asesino del castigo y solo hemos conseguido en este tiempo aumentar el número de casos por resolver. Toda la luz que desprende esta ciudad contrasta perfectamente con el sujeto. Cada día que pasa una llamada puede sustituir la identidad de una persona por un expediente .El 6 un hombre de 27 años . El 4 una mujer de mediana edad. El 1 corresponde a un hombre trajeado pasados los 50 años.Las escenas del crimen aparecen enumeradas por alguna razón. Además, el día de hoy nos ha llegado la llamada de alguien que ha recibido una carta que describe el lugar donde se encuentra un “regalo de la justicia”.
Esta carta nos llevó a un prostíbulo del extrarradio. En la entrada se respiraba con asco. El hedor venía desde el cubo de la basura con un 3 pintado con sangre. Mi mirada se quedó pálida al ver un cadáver sin su miembro y su cara pero sí rosas ocupando esa maceta de carne en descomposición. Tan clara me quedó su creatividad que asimilé lo difícil que sería atraparle.¿Justicia,venganza o maldad en su estado puro? A cada hora que pasa la muerte nos adelanta y las incógnitas crecen.
Llegó el domingo y como tal descansé trabajando en el buscado. Me mantengo en pie gracias al café que me prepara la dependienta de la pastelería.Demasiado dulce el café no ella.
Volvió a sonar el teléfono. Habían terminado con la autopsia de la mujer. Espeluznante su aspecto. El cuerpo que presentaba obesidad mórbida estaba mutilado con sus propios trozos de carne emplatados,sus manos sujetaban los cubiertos y entre su encía aun seguía atornillado un trozo de su fémur. La causa de muerte fue el exceso de comida ingerida hasta el punto de reventar el estómago.
No habian pasado ni 12 horas hasta que volvió a sonar aquel telefono negro. Menos mal que tomé mi café. Esta vez encontramos a un hombre de cuarenta y pocos años. Lo interesante no eran las pistas, sino la escena del crimen por quinta vez. Las cuencas vacías, 7 uñas arrancadas y la lengua con una quemadura muy grave y cortada con los propios dientes.Humilló tanto su alma como su presencia. Aún me estaba quitando los guantes cuando me avisó mi subordinado que apareció otro cuerpo mutilado. Me sorprendió la ubicación, nuestra comisaría. Lo encontramos alli esposado y con un bozal como si de una fiera se tratase .Me di la vuelta y en la ventana del coche vi detrás de mi reflejo duplicado sosteniendo mi revólver. Menos mal que no se han dado cuenta de las manchas de sangre en mi muñeca……