El humo ondeante de color grisáceo asomaba de forma continua y pausada por aquellos oxidados ventanales.
Un tenue hilo de luz permitía visualizar a lo lejos la sombra del torso gigante y desnudo de Gunther.
Con sus robustas y largas piernas, caminaba de un lado a otro simulando el baile sambito.
Los dedos largos pegados al final del cigarillo vicioso, acariciaban el flequillo grasiento que ocultaba su cara.
Minutos antes se había escuchado gemidos placenteros y chillidos gozosos rozando el sadomasoquismo pervertidos.
Abajo en el portal, el agente secreto Frankstore, trataba de pillarle con las manos en la masa, tras varios meses investigando su paradero.
Llamó de forma insistente al piso, al ver que Gunther no abría,Frankstore trepó sigilosamente la escalera de incendios.
Cuando llegó al tercer piso, sacó un puntero super potente láser militar de su chaleco antibalas y enfocó el balcón.
Pudo ver sentado y desvestido con mirada siniestra, el miembro erguido, de ese amante apasionado, llamado Gunther.
Agarraba encima de su pene, una cabeza rizada y rubia de una chica degollada y desangrada, era Macy.
Frankstore, arrestó al que tanto tiempo llevaba buscando, Gunther, el terrible asesino en serie de la Séptima Avenida.