Todos recordamos el famoso comercial del sitio del suceso en el que los dobles de los personajes de la famosa serie forense de Las Vegas revisan la mansión de la ex Miss Universo.
Todo son flashes y luces ultravioleta.
El cadáver de la ex Miss Universo apoya su platinada cabellera ensangrentada sobre un quiche Lorraine.
(Su tórax se mueve apenas, inspira y exhala sin técnica, como el extra improvisado de una película de romanos).
Los dobles, por su parte, tienen buen lejos, pero sus primeros planos son fatales, tanto como el casual, fugaz y cruel encuentro con una novia del pasado.
Todos los objetos están numerados.
Una voz en off engolada sentencia:
-“¡Quedan pocos días para agotar nuestro catálogo de productos primavera-verano!”
(Un paneo muestra los bienes suntuosos sobre los que emergen logotipos de marcas lujosas).
Todos los peritos forenses desalojaban la mansión y corren a aprovechar la liquidación.
En el remate la voz en off reitera:- “¡Quedan pocos días!”
La ex Miss Universo se incorpora y se saca la extensión platinada con sangre de utilería. Toma su cartera Louis Vuitton y nos recuerda con una sonrisa cómplice, guiñando un ojo:
-“¡Vamos! ¡Quedan pocos días!”
Lo que pasa en Las Vegas no siempre queda en Las Vegas.