En el Madrid de los años 20, un importante joyero llamado Antonio García es víctima de un robo en su establecimiento en pleno centro de la ciudad. García había estado trabajando en una pieza única de joyería, que estaba destinada a ser exhibida en una exposición en un importante museo, y que había sido robada junto con otras piezas de menor valor.
El caso cae en manos del inspector Gabriel Torres, un hombre en la flor de la vida, serio y meticuloso, que siempre sigue las reglas y se encuentra en la cima de su carrera. Sin embargo, en esta ocasión se encuentra con un caso muy complicado, que lo lleva a replantearse su talento para identificar los posibles motivos del robo y la identidad de los ladrones.
Torres comienza a interrogar a todos los empleados de la joyería, pero no encuentra nada fuera de lo común. Luego, revisa las cámaras de seguridad del establecimiento, pero descubre que habían sido desactivadas justo la noche del robo. La investigación se complica aún más cuando un anónimo le entrega una carta en la que se le acusa a Antonio García de haber montado todo el robo para cobrar un seguro millonario.
Tras largas semanas de investigación y varias pistas falsas, el inspector Torres comienza a perder la esperanza de resolver el caso. La presión aumenta, ya que el padre de su prometida es el responsable de la exhibición para la cual la joya robada había sido comisionada. Torres sabe que su carrera y su vida personal están en juego.
Sin embargo, una noche mientras revisa los archivos del caso, encuentra un detalle que había pasado desapercibido: un corte en una de las puertas del museo que no había sido reportado. Este detalle aparentemente insignificante lo lleva a una línea de investigación completamente nueva.
Torres comienza a investigar la lista de personas que tenían acceso a esa puerta y pronto descubre que un empleado del museo había perdido recientemente a su esposa y estaba en una situación económica difícil. Al profundizar en su vida, Torres descubre que el hombre había estado visitando a un prestamista poco confiable para pagar sus deudas.
Después de seguir esta pista, Torres finalmente llega a un almacén abandonado en las afueras de Madrid, donde encuentra al ladrón en el acto de vender las joyas robadas. En un momento de tensión, el ladrón intenta escapar, pero Torres, con su habilidad y astucia, logra capturarlo y recuperar las joyas.
El éxito de la investigación no solo le da a Torres una gran satisfacción personal, sino que también le gana la aprobación de su futuro suegro y el respeto de sus colegas policías. Con el caso resuelto, Torres puede enfocarse en su matrimonio con la mujer que ama y en su carrera como detective.