EL MISTERIO DEL BOSQUE DE LA LUZ
María Luzdivina Crespo Díaz | Lili

Todo estaba oscuro en la pequeña aldea de Bosqueperdido. Parecía estar en su sitio. Todo excepto el joven Alex, a quien se había visto por última vez hacía tres días.
Tras tres días de batidas infructuosas, la familia había decido contratar a un detective privado para ayudar, el famoso Michel Donet.
Preguntando a sus amigos averiguó que Álex era un aventurero y que había decidido recorrer mundo a sus 21 años.
Ninguno tenía idea de qué camino había tomado. La situación se veía complicada.
Solo se había llevado una mochila y algo de dinero.
En una investigación más exhaustiva de su habitación, descubrió que el joven había estado buscando información en su ordenador sobre cosas mágicas, duendes, brujas y elfos.
Había guardado información de un bosque situado a 50 km de allí, donde se decía que había duendes. Se conocía como el Bosque de la Luz, porque a pesar de la espesura del mismo, decían que había una zona que siempre estaba iluminada, día y noche.
El detective estaba estupefacto. No sabía cómo comunicar a la familia que su hijo se había ido a buscar criaturas mágicas, así que lo hizo directamente.
-Tengo que comunicarles algo difícil de entender, pero que parece la mejor opción: su hijo se ha ido a buscar duendes.
Los padres de Álex no salían de su asombro.
-Este hijo mío siempre con cosas extrañas. ¿Y si le ha pasado algo? ¡Ay, qué disgusto! – lloraba su madre.
-No se preocupe. Pronto sabremos algo más.
Michel Donet emprendió el viaje junto con su compañero Carlo Quinn, quién estaba encantado con este nuevo misterio.
Viajaron durante una hora por carreteras en pésimas condiciones. Preguntaban a los viandantes si sabían dónde estaba el bosque. Todos eludian contestar, hasta que un hombre mayor les contestó.
– Caminen un kilómetro en dirección oeste y allí mismo empieza el bosque. Tengan cuidado porque nadie sabe a ciencia cierta qué ocurre en ese lugar.
-Gracias, buen hombre.
Pronto dieron con el lugar. Era ya de noche. Sin embargo, una luz iluminaba una parte del bosque. Con sus linternas encendidas llegaron al lugar iluminado.
Un joven permanecía sentado en un círculo junto a pequeños hombrecillos de colores. Michel y Carlo se frotaron los ojos.
-¿Eres Alex?
-Si -dijo el joven.
-¿Estos que están aquí contigo son…?-preguntó Michel.
-Duendes.
-¿Y ustedes son?
-Michel y Carlo, detectives privados. Venimos a buscarte. Tu familia está intranquila.
– Comprendo. Volveré a casa con ustedes- dijo el joven tranquilamente.
Se despidió de los duendes y se subió al auto. Había un silencio sepulcral.
Carlo preguntó: -¿Cómo diste con los duendes?
– Simplemente vine a buscarlos. Son geniales.
Michel le dijo a su compañero: – Nosotros hemos visto la realidad, pero no debemos contárselo a nadie, o nos tomarán por locos.
-Yo también estoy de acuerdo, dijo Álex. Tampoco quiero que vayan a molestarlos.
Cuando llegaron,llevaron a Alex con su familia, diciendo que se había encontrado con unos amigos y no tenía teléfono.
Todos estaban encantados con el final feliz y el secreto seguirá bien guardado por siempre, por el bien de todos.