El rastro del cómplice
Vicente Maturana Asegurado | V

La detective Graciela Jaramillo estaba sentada en su oficina, rodeada de papeles y documentos. Había pasado las últimas horas investigando un caso de robo en un banco local, pero no había logrado encontrar ninguna pista significativa. Estaba a punto de cerrar el caso y volver a casa cuando sonó el teléfono.

«Detective Jaramillo, ¿en qué puedo ayudarle?» preguntó.

«Detective, soy el oficial de patrulla Hernández. Acabamos de encontrar un cadáver en un callejón cerca del centro de la ciudad. Parece que fue asesinado. Necesitamos que venga y se encargue del caso».

Se puso de pie de inmediato y se dirigió al lugar del crimen. Al llegar, se encontró con un cuerpo ensangrentado y apuñalado varias veces. Comenzó a hacer preguntas a los transeúntes, pero nadie parecía haber visto nada. Graciela se dio cuenta de que este caso no iba a ser fácil de resolver.

Después de horas de interrogar a testigos y revisar las cámaras de seguridad de la zona, la detective Jaramillo finalmente encontró una pista. Había un hombre sospechoso que había sido visto merodeando por la zona del crimen en las horas previas al asesinato. Graciela se dirigió al último domicilio conocido del hombre y lo encontró allí, escondido en un armario.

Después de interrogar al sospechoso, finalmente tuvo suficiente evidencia para arrestarlo por el asesinato. Descubrió que el hombre había estado en una pelea con la víctima en un bar cercano y había salido del bar con la intención de «darle una lección». La víctima había intentado defenderse y había terminado siendo apuñalada. Sin embargo, al parecer el sospechoso había sido visto con otro hombre esa noche en el bar por lo que comenzó a buscar al otro hombre. Tras unos días de trabajo, lo encontró y lo interrogó.

El hombre negó cualquier conocimiento del asesinato, pero después de que le mostró las pruebas que lo vinculaban a la escena del crimen, admitió su participación en el asesinato. Reveló que había sido contratado por una banda criminal para cometer el asesinato y que el sospechoso había sido su cómplice.

Graciela trabajó con los detectives de la unidad de crimen organizado para llevar a los miembros de la banda a la justicia. Fue un proceso largo y difícil, pero finalmente lograron desmantelar la organización criminal y llevar a sus miembros a la cárcel.

Desde entonces, se ha centrado en trabajar con la comunidad para prevenir la violencia y el crimen. Ha hablado con grupos de jóvenes en las escuelas locales y ha trabajado con organizaciones sin fines de lucro para proporcionar programas de mentoría y actividades positivas para los jóvenes.

Se sintió aliviada de haber resuelto el caso, pero también se sintió triste por la pérdida de una vida inocente. Hizo una nota mental para recordar siempre que, aunque su trabajo como detective podía ser difícil, su objetivo final era hacer justicia para las víctimas y sus familias, y así hacer de su comunidad un lugar más seguro y justo para todos.