El reloj
pablo pescador | paupes

El detective José Martínez nunca antes había visto un caso como este. Un matrimonio rico, un reloj de lujo y un asesinato… todo en el corazón de Madrid.
Todo comenzó con una llamada de la esposa de la víctima, Sofía Portabales. Había denunciado la desaparición de su esposo, Alberto Serrano: temía que lo hubieran asesinado. El detective Martínez fue asignado al caso; estaba ansioso por llegar al fondo.
Llegó a la mansión de los Serrano y fue recibido por Sofía. Era una mujer hermosa con ropa cara y joyas que solo los ricos podían permitirse. Cuando se sentaron a hablar, el detective Martínez observó la casa: era obvio que la pareja era acomodada aunque su riqueza no parecía haberles traído la felicidad.
Sofía le dijo al detective Martínez que ella y Alberto habían estado casados durante cinco años. No tuvieron hijos pero llevaban una vida tranquila, rodeados de lujos. Pero había una cosa que la asustaba: la colección de relojes de Alberto.
Los Serrano eran conocidos por su extravagante colección valorada en millones de euros. Alberto estaba obsesionado y no se detenía para conseguir el último y más caro. Según Sofía, la obsesión por los relojes estaba causando problemas en su matrimonio.
Sofía le explicó que Alberto llegaba últimamente tarde a casa y le ocultaba secretos. Además gastaba mucho dinero. Sofía estaba preocupada por su esposo: creía que éste tenia una aventura.
El detective decidió registrar la casa de la pareja en busca de pistas y sobretodo el estudio de Alberto: estaba lleno de relojes caros e incluso una caja fuerte que contenía varios más. Pero mientras recorría la habitación, notó algo extraño. Uno de los relojes faltaba en su caja.
El detective Martínez le preguntó a Sofía sobre el reloj perdido, pero ella, reconociendo que era el más caro de su marido, le dijo que no tenía ni idea.
El detective estaba ahora más decidido que nunca a resolver el caso. Comenzó a investigar a los amigos y socios de Alberto con la esperanza de encontrar una pista. Después de varias semanas finalmente encontró a alguien que había visto a Alberto con el reloj solo unos días antes de su desaparición: era una joven llamada María, que trabajaba como camarera en una pizzería cercana. Le dijo al detective Martínez que Alberto había entrado a cenar y que llevaba puesto un reloj carísimo: lo recordaba porque él se lo había mostrado intentando flirtear con ella.
El detective Martínez ahora tenía una pista. Regresó a la mansión de los Serrano y explicó a Sofía lo que había descubierto. Él le preguntó si sabía algo sobre la joven y ella, intentando disimular, lo negó intentando ocultar bajo la manga de su vestido un reloj con incrustaciones de diamantes.
El detective Martínez sabía que había encontrado a la asesina. Arrestó a Sofía y la acusó del asesinato de su marido. Durante el juicio, ella reveló que, celosa de perder a su marido, lo habría matado y enterrado en el jardín de la casa.