El robo
María del Carmen Moreno Alferez | Luna Negra

Pepe Ojeda apuró su cigarro dando una profunda calada y tiró la colilla al suelo apagándola con el pie. Le extrañó no ver más colillas junto a la puerta, por lo que recogió la suya.
Entró en el restaurante, un sitio muy elegante y decorado con buen gusto. Encima de la barra estaba su nombre: Lamucca.
Nada más entrar fue interceptado por un hombre que debía de ser el jefe de sala. No lo dejó hablar, sacó su placa y le dijo:
̶ Pepe Ojeda, me mandan por lo del robo.
̶ Pase por aquí ̶ el camarero hizo un gesto con el brazo indicándole el camino a tomar.
En una mesita que se encontraba al fondo de la sala estaban sentadas dos personas de unos sesenta años. Sus miradas y movimientos delataban su impaciencia.
̶ Inspector, estos son los señores García de Quirós.
Los dos se pusieron en pie y extendieron sus brazos para saludar al policía.
̶ Pepe Ojeda, me encargaré de su caso.
La Sra. García de Quirós tomó la palabra.
̶ ¡Me han robado mi bolso! Lo he llevado toda la noche conmigo. Es un bolso-cartera rojo. Es muy importante recuperarlo pues dentro está mi anillo de compromiso. Me lo he tenido que quitar porque tenía las manos hinchadas. Ese anillo está valorado en un millón de euros.
̶ ¡Guau! ̶ Pepe no pudo contener su asombro ̶ . Y…, dígame… ¿ha estado todo el tiempo en la mesa?
̶ Excepto cuando fui al baño a quitarme el anillo. Evidentemente me llevé el bolso, pero estoy segura de que regresé con él.
̶ Es cierto ̶ corroboró su marido ̶ . Recuerdo haber visto el bolso encima de la mesa tras quitarse el anillo.
̶ ¿Vieron a alguien acercarse mucho a su mesa? ̶ preguntó el inspector.
̶ Sólo los camareros, no recuerdo que nadie pasara por aquí. Esta es una mesa apartada, por eso nos gusta ̶ dijo el Sr. García de Quirós.
̶ ¿Tienen cámaras que cubran esta zona? ̶ preguntó el policía mirando al camarero.
̶ Por desgracia, ninguna cámara enfoca esta zona.
Pepe comenzó a mirar con detenimiento la escena. La mesa estaba junto a una ventana. Observó el poyete por si estuviera allí. Miró debajo de la mesa, de las sillas… pero no vio nada.
Los señores García de Quirós lo miraban expectantes.
Él seguía observándolo todo. Su mirada se centró en la mujer. Miró su cabello bien cuidado, su rostro demasiado maquillado, su vestido demasiado festivo…
Cuando llegó a sus manos algo llamó su atención.
̶ ¿Es usted fumadora?
Se miró los dedos manchados de nicotina y, con vergüenza, asintió.
̶ ¿Ha salido hoy a fumar?
En la cara de la mujer se dibujó una expresión de asombro y asintió de nuevo.
̶ ¿Puede mostrarme el sitio a dónde ha salido a fumar?
Los cuatro salieron al lugar en el que se reunían los fumadores y allí, junto al cenicero, estaba el pequeño bolso rojo.
La Sra. García de Quirós corrió a cogerlo, lo abrió y comprobó que el anillo estaba allí. Suspiró tranquila.