De pequeños queremos ser grandes y cuando somos grandes y hemos alcanzado la mayoría de edad, entonces, queremos volver a ser pequeños…
Aquí estoy, sentada enfrente la pantalla del ordenador. Intentando avanzar en mi tema 17. Tema de literatura que se me está haciendo cada vez más cuesta arriba… Estoy cansada.. que si gastos, que si temario, que si vida social 0. Desafortunadamente, cuento con un entorno que no sale lo que a mí me gustaría. Lo digo bajito, porque sé que les puede sentar mal. Pero es que, ahora todos estamos como medio decaídos. El peso de la edad, las situaciones por las que pasamos, las responsabilidades, estudios… cargas que en este pequeño pueblo se vienen doble pesadas… Necesitamos urgentemente un cambio de aire. Por lo menos salir y despejarnos. Salir como cuando tenía quince años, sin preocupaciones, bien guapa y simplemente y sobretodo, feliz.
Escucho de fondo un piano. El televisor de la cocina está encendido. El piano es lo que me ha podido ayudar a evadirme un poco de los pensamientos negativos este tiempo pero… solo con este instrumento no era suficiente. Iba a la psicóloga y me insistía en que quedara y saliese si eso es lo que me mantenía viva. Creo, defiendo y apoyo, que todo ser humano sin sus amistades y su entorno afín, no puede ser feliz.
Ahora me encuentro perdida. Recuerdo todas aquellas veces que por lo que estaba pasando, no pude ir a celebraciones que hicieron los de mi entorno. Cumpleaños, salidas, actos.. Ahora, me encuentro que cada uno ha rehecho su vida y estoy un poco fuera de su círculo. Aislada. Cuesta, volver a retomar amistades. Cuesta, sobre todo cuando has tenido que mentir en casa, a tu familia y ahora cuando sales, (si es que sales) no se fían. Como he dicho, cuando conseguimos levantar poco a poco la cabeza de nuevo. independientemente de la situación de la que salguemos, es cuando nos damos cuenta de qué pequeños qué somos, además de casi innecesarios para el resto. Porque la vida de cada uno, es de cada uno.
Estoy sola ahora mismo, me encuentro como tal. Me duele, pero tengo que salir de esta. No me puedo rendir. Cuesta, es cierto, pero saldré… Me está costando más sin mi mejor amiga. Me ha dado la espalda. Le expliqué la situación por la que pasaba, pero ni así… Hablé con su chico, ya que los presenté yo… pero nada. Son felices. Ella ya tiene otro círculo del que yo ya no formo parte. Me ha dejado fuera. Sinceramente, no me lo esperaba. Ahora, agradezco el doble el apoyo de cada amistad que tengo. Porque lo que me he enseñado este último año es, que la vida es así. Debemos saber apreciar y aprovechar cada minuto con los nuestros al máximo. Puede que un día la vida de un vuelco y de repente todos ellos no estén. Una verdadera amistad es tan valioso como un auténtico diamante. Nos da vida.