EL SECRETO DEL PUENTE DUDA
Rosa del Olmo Chillón | Rosa Chillón

En las redes le saltó aquel anuncio de Disney, en él aparecía el nombre de una aldea y un puente de su pueblo, donde llevaba tiempo sin ir.
La sorpresa del anuncio hizo que buscara información sobre aquel agreste lugar de su pueblo, pensando que poca sería la información a encontrar de aquel sitio desconocido para el mundo.

El joven reportero introdujo las palabras “PUENTE DUDA” en google y aparecieron más entradas de las esperadas.
Su ágil dedo sobre el cursor las pasaba rápido, nada interesante, nada que no supiera.
Puente de hierro y hormigón salvando la garganta del río Guardal.
De pronto aquel titular de 1933 captó su atención.
“PUENTE DUDA: LA TRAGEDIA DEL 15 DE NOVIEMBRE DE 1933” Rezaba el titular.
¿Qué era aquello? ¿Cuál había sido la tragedia?
Veinticuatro muertos en una camioneta despeñada por aquella garganta de setenta u ochenta metros, de noche, a la vuelta de un mitin.
Una mezcla de instinto profesional y curiosidad, invadió su cerebro.
Leyó aquel artículo , buscó en archivos y preguntó a los viejos del lugar.
Cuanto más sabía de aquel asunto, más turbio le parecía.
Los periódicos de la época hablaban de accidente, los testimonios orales recogidos, decían otra cosa, hablaban de atentado.
El tema le tenía atrapado, necesitaba sacar a la luz la verdad de aquella historia.
La tragedia había ocurrido en un caldeado ambiente electoral, las elecciones a Cortes se celebraban el 19 de noviembre, cuatro días después, las derechas agrupadas en la CEDA alteraban, boicoteaban o reventaban cualquier acto de los partidos de izquierdas, querían a toda costa mantener el poder en las Cortes republicanas.
Aquel 15 de noviembre, en Castril, el PSOE celebraba un mitin, al que acudieron socialistas del pueblo de Huéscar, hombres y mujeres en dos camionetas, el alcalde acudió en el coche de los candidatos, la vuelta la haría con los hombres.
Tras un mitin boicoteado por los falangistas que, habían soltado toros para reventar el acto, sin conseguirlo.
Los candidatos habían emprendido viaje a la capital, las mujeres se dispusieron a volver a su pueblo en la camioneta, los hombres se quedaban a celebrar un rato con los compañeros.
El alcalde pidió a una mujer que le cambiara el asiento, tenía asuntos que resolver que no podían esperar.
La furgoneta de las mujeres llegó a destino sin problemas, un par de horas más tarde la de los hombres caía por el precipicio, 23 hombres y una mujer muertos en el lecho del río, sólo sobrevivió uno que, milagrosamente se salvó aferrándose a unas ramas, trepando la pared de roca para caminar siete kilómetros hasta el cortijo más cercano por la carretera y pedir ayuda.
Los frenos fallaron, según la guardia civil.
Según algunos vecinos de los cortijos cercanos, unos cables cruzaban el puente y se oyeron varios tiros en el lugar.