empatía
cristina pérez barroso | crista

No podía ser de otra manera, no fue ella, algo la obligó a realizar tan horripilante acto, y ahora corría, al tiempo que la cabeza empezaba a organizar su defensa, casi sin que ella se diera cuenta. Lo que al principio había sido instintivo, en defensa propia, sin pensar y casi como en forma de ensoñación, ahora estaba siendo procesado mientras las zarzas le desgarraban el cuerpo desnudo, en un paraje al norte de la ciudad y con la luna como único testigo. Jadeaba, empezó a sentir las pulsaciones del corazón a ambos lados de la cabeza, como si el órgano pugnara por salir a través de ella, en filamentos abriéndose paso a través de los poros capilares. Frenó en seco, primero porque sintió morir, y segundo por ver si la seguía. Tardó unos minutos en recuperar el resuello y poder escuchar algo que no fuera su fuerte y agitada respiración, y entonces pudo hacerse una composición del lugar. Viento, algún que otro ulular, grillos o chicharras gritando a coro. Nada más, si acaso la brisa estival peinando sus greñas y secando su sangre. Empezó a temblar de forma descontrolada, sintiendo que se salía de su propio cuerpo, síntomas previos al ataque de pánico. Ella lo había visto muchas veces, desde otra perspectiva, desde otro estrado. Ahora estaba sentada en un tronco caído en mitad de la nada, sucia y rota.
La cabeza le habló por vez primera.
Marién, has sido violada, lo sabes, ¿verdad?
Sí, pero ¿por qué? ¿Cómo ha podido pasar?
A ver, intento ayudarte, pero lo tienes regular.
Ese tipo me ha violado, y ¿quién sabe si iba a matarme? Le di en la cabeza con lo primero que encontré, me estaba defendiendo.
¿Legítima defensa? Ni lo sueñes. Te fuiste con ese hombre de manera voluntaria. De momento, te recomiendo que busques algo que ponerte antes de presentarte en comisaría. No quiero ni imaginar las caritas de los polis cuando te vean de esta guisa.
Mariem se frotaba la cara, intentaba poner en orden cronológico la situación vivida.
¿Por qué estoy hablando con mi mente? ¿Y por qué estás en mi contra?
Estoy en modo supervivencia, cariño. Prepárate para el horror, lo peor no ha sido que ese cerdo te haya violado. Es que habías quedado con él. ¿A quién se le ocurre?
Me dijo que íbamos a hacer una ruta de senderismo, salimos juntos de vez en cuando, él sabe que no hay nada más, está casado y es colega ¿cómo es posible que me haya podido hacer esto? Yo solamente quería pasar un rato agradable.
Cuéntaselo al juez, chata.
¡Yo soy juez!
Ahora eres mujer.