‘- Buenos días Tom.
Mike lo recogió y empezaron a patrullar las calles.
Tom era joven y impulsivo. Siempre llamando la atención con su presuntuoso atractivo y un exceso de bronceado. A él le encantaba poner multas, creía tener todo el poder cuándo se ponía el traje de poli.
Mike con veinte años en el cuerpo, siempre le decía: – Hay que ser mas flexible Tom…
Pero eso le daba igual. Le encantaba ejercer su poder de poli, y su tiempo libre lo dedicaba al gimnasio, pero anhelaba una mejor forma física, tanto que empezó a jugar con los anabolizantes. Y seguidamente paso a venderlos.
Se hizo con una clientela de todo tipo. Y conoció a Williams, un sargento de su comisaria que se dedicaba a todo lo ilegal. A Tom le gustaba el dinero fácil, y Williams le facilitó la entrada a ese mundo a gran escala.
Mike cada día notaba a su compañero más extraño. Le preguntaba, pero no imaginaba la magnitud de los problemas en las que se había metido. Suponía que en nada limpio, ya que pasaba las horas alardeando de su buena vida. Tanto, que los compañeros empezaron a sospechar de la fuente de ingresos de Tom, y decidieron investigarlo.
Tom, ante el cambio de actitud de sus compañeros, empezó a ponerse nervioso. Quedó con Williams:
– Tío, quiero dejar esto por un tiempo.. Los chicos se huelen algo…
– Esto no es un juego chaval. Cuándo entras en estos negocios, no puedes salir.
Le dijo Williams en tono furioso y amenazante.
Tom empezó a perder los nervios, discutieron. Sacó su arma y disparó.
Tom, huye del escenario.
Una runner da el aviso a la policía, al encontrar el cadáver en el suelo.
Saltan todas las alarmas al identificar al compañero abatido.
Mike intenta hablar con Tom. Quedaron. Tenía un aspecto demacrado. Era obvio, que algo se le había ido de las manos.
Mike se olía la tostada…
– ¿Qué has hecho? Todas las pruebas apuntan a ti. Y tienes una orden de detención.
Tom no esta dispuesto a entregarse, intentó huir al salir de su casa con sus pertenencias, pero se vio acorralado. Aún así, con pistola en mano, pretendía esquivar a sus compañeros.
Pone un pie en la calle y ve la decepción en las caras de sus compañeros, se para.
Pone el cañón en su cabeza.
Y ignorando las súplicas de Mike, lo mira y un silencio acaba con todo.