«Fundido a negro»
MIRIAM FERNÁNDEZ | Mir_Escribano

Carlota llevaba días sintiéndose mal. Un cansancio, nada común, le rondaba por el cuerpo.
Al no sentir mejora, decidió acudir a su médico.
“Valitium, ingerida en altos niveles, provocando adormecimiento y confusión temporal”.
La habían drogado. ¿Cómo? ¿Cuándo? Carlota empezó a tirar de memoria social.
¿A qué fiesta había ido? ¿Con qué personas había estado?
Recordó el cumpleaños de su mejor amiga la que, ahora, estaba con su ex. Recordó la cena de su ex empresa de la que, ahora, ya no formaba parte.
Suena el teléfono. Desde el otro lado, una voz desconocida le susurra “ya no hay que temer” y cuelga.
¿A qué había que temer?
La cabeza de Carlota comienza a ser un atolladero de preguntas, sin respuestas.

Una semana después, Carlota salía de su editorial cuando, de repente, Ana, su mejor amiga, la interviene con la voz rota y los ojos encharcados.
– Carlota, es Dani, se lo han encontrado ahogado.
El cuerpo de Carlota se ha paralizado.
– ¿Qué? ¿Dani? no puede ser, si os vi el otro día juntos… ¿Dónde ha sido? ¿Cómo?
Ana, entre sollozos, le dice.
– El día de mi cumpleaños, discutimos y se fue de casa. Ayer le llamé, pero tenía el móvil apagado. No sabía dónde buscarle y hoy…
Ana Rompe a llorar.

13: 00 del mediodía. El entierro está siendo demoledor. Ana amaba a Dani, Carlota amó a Dani. Tanto, que le costó su trabajo. A lo lejos, Carlota presencia una cara conocida. ¿Marcos? ¿Qué hacía su exjefe ahí? Si lo odiaba con todas sus fuerzas. O eso le dijo el día que la despidió.
Dos semanas después del entierro de Dani, Carlota recibe un Whatsapp de Ana.
– Carlota, ven a mi casa, rápido, por favor.
Ya en la puerta de Ana, Carlota presencia un coche desconocido. Toca el timbre.
-¿Qué pasa Ana?
– Hola Carlota.
De repente, Carlota siente un golpe en su cabeza, y todo funde a negro.
– Carlotaaa…. vamos abre los ojos… qué estúpida… ¡Te lo has tragado todo!
Ana y Marcos la miraban sentados, ella maniatada no da crédito a lo está pasando. Su mejor amiga y su exjefe ¿juntos?
– ¿Qué está pasando? ¿Qué hacéis juntos? ¿Qué habéis hecho? Grita Carlota.
– Te hemos hecho un favor, ahora él ya no está… «ya no hay nada que temer”.
– ¡Habéis sido vosotros! ¿Lo habéis matado? No… no puede ser… ¡Malditos! Voy a llamar a la polic…
Pero el Valitium vuelve a hacer efecto.
12: 30 de la mañana: Hospital psiquiátrico «La Paz» de Bilbao.
Dani espera en recepción.
-¿Señor Daniel Martínez? Mire, Carlota ha vuelto a tener otro brote, pero le hemos dado su medicamento, y ahora está sedada.
-¿Puedo verla?
– Sí, está en la habitación 27.
Dani se detiene frente a su ventanilla, mientras la observa inmóvil, pálida, débil, susurra.
– Carlota, cariño, soy yo, Dani. Tranquila, ya no hay nada que temer.