HABÍA ESCUCHADO QUE PODÍA PASAR…
Carmen Lozano Bruna | Carmen L. Bruna

Inspectora Castillo
Grabando: 12 de Marzo de 2022, caso 425. Candela García Hernández, mujer blanca de nacionalidad española, muere el día de su 45 cumpleaños en su casa de la calle Vereda Corta, en el municipio de Alcobendas, Madrid. Todos los testigos proporcionan la misma versión de los hechos. Tras una agradable cena entre amigos Candela se sintió mal y se acostó boca arriba en el sofá. Al cabo de unos minutos dejó de respirar. A pesa de las incongruencias encontradas en el informe de la autopsia el caso se cierra: causa muerte súbita.

Grabando: caso 425. Para mi tesis, válido para el apartado 4.5 El poder de la mente. La víctima no presentaba ninguna antecedente de afección cardiaca. No tenía alergias, ni lesiones. En el estudio toxicológico post mortem no se halló rastro de medicamentos ni drogas. Tampoco en los restos de comida de los platos en el fregadero. El color de piel rosado, no azul violáceo, pone en duda la causa por muerte súbita. No puedo quitarme de la cabeza la sonrisa en aquel cuerpo sin vida.

Candela
Hoy hace más calor, por eso me he venido aquí, cerca del río. El aire está limpio y el verdor de los árboles me hace pensar que es primavera. No, todavía no sé qué día es hoy, ni cómo he llegado hasta aquí, pero estoy bien, me siento en calma. Esta noche he soñado con mi casa, estaba tal cual la dejé, incluso he visto los platos con restos de tomate en el fregadero, ¿se me olvidó humedecerlos?, me va a costar dejarlos limpios. No sé por qué pienso en ese tonto detalle ahora, quizá porque no suelo hacerlo, me molesta el olor a comida fuera de las horas de comer, no sé si me entiendes……
¿Con quién hablo? Igual me estoy volviendo loca. Bendita locura. Voy a dar un paseo. El sendero se acaba siempre cuando llego a ese árbol. De noche siempre escucho la misma música: “Gnossienne”, el número 1, de Erik Satie. Me relaja. Si me concentro en ella dejo de oír los gritos de esta duermevela, que a veces dura un instante, pero otras se alargan y se alarga. Sí, en sueños alguien me grita, cada vez más alto y yo, claro, como estoy soñando, no consigo contestar, ¿no te pasa? cuando sueñas, digo. Por fin amanece. Todo el día por delante para disfrutar de este lugar. ¡Que paz!
De nuevo la noche y vuelvo a soñar con mi casa. Hay mucha gente a mi alrededor. Oigo a lo lejos sus voces. Charlando, están de sobremesa. Yo recojo los platos y cuando los voy a fregar alguien me propone algo y yo accedo. Me tumbo. Otra vez esos gritos. “Gnossienne”, el número 1, concéntrate.
No sé cómo he llegado hasta aquí, pero me voy a quedar. Sigo soñando con mi casa, pero los gritos ya pararon. Solo tenía que escucharlos…
Un, dos, tres…¡¡¡¡¡vuelve!!!!!
y no hacerles caso.

Carmen L. Bruna