Habitación Del Pánico
Gaston Saldivia Paredes | solo doble

Corría el invierno; Lola, bella al extremo, esposa y joven, pero muerta, dentro de su coche; y allí estaba yo, investigador talentoso, o eso me creo, habido de éxito y protagonismo, pero también temeroso, aunque nadie lo note. El marido, Fransua, empresario del sucio mundo de las apuestas, odiado y querido, vivía sus días de gloria; soberbio he inmaduro. Pase noches enteras entre casas de apuesta clandestinas, conseguí lo que buscaba, un móvil y un alias. «SAN LUCAS»,taxista de oficio, lo investigo, lo identifico. A por él, la suerte me acompaña, debo presionarlo con algo más. Su hermano menor, que nada tiene que ver en esto, será perfecto para hacer eficaz mi estrategia. Debo actuar rápido y con astucia en el interrogatorio, vamos al panic room, ambos entran a habitaciones distintas pero continuas, es fácil escuchar lo que pasa en una de ellas estando en la otra,“SAN LUCAS” vivirá el miedo absoluto, un par de cables conductores de electricidad, serán mis aliados, mis compañeros se oponen a mi locura, abro el tablero eléctrico, empato ambos cables, con el corazón a mil estoy a punto de ocasionar mucho dolor; gritos espantosos nos retumban, provienen de la habitación continua, el rostro de“SAN LUCAS”fijo en mí, representa el miedo absoluto, sentí el poder como nunca antes, la bombilla de la habitación baja su intensidad hasta casi apagarse, y así reiteradamente, el ruido de la electricidad es aterrador, los gritos de dolor no cesan, las suplicas conmueven. Solo esto basto para conseguirlo todo y más; lo confiesa……él y dos más, abordaron a la chica para luego darle muerte con un arma de fuego, todo por voluntad de Fransua. Al joven hermano, nada le pasó, no fue más que un buen teatro planeado por mí, JAAAAA….que grande soy!.
El análisis telefónico será vital, nuestros móviles, buenos para comunicarnos pero también para rastrearnos. Y si, en el día y lugar del hecho, en horas de la noche poco antes de ser Emily abordada, allí estaba el móvil de San Lucas, y no solo ese día, también días antes, planificando todo. Me sentí grande, lo había resuelto, pero solo policialmente, contra Fransua no tenía nada más que una confesión obtenida mediante un teatro de amedrentamiento psicológico, que para nada era sostenible ante un Juez. Dispuesto a todo era preciso visitar a Fransua, allanamos su lujoso piso y encontramos su arma. No es el arma involucrada, pero haré que lo sea, rehago las primeras actas de investigación, y agrego a éstas el hallazgo de un casquillo de bala que nunca estuvo en el sitio del suceso, que luego, analizado con otro casquillo de bala conseguido mediante un disparo de prueba realizado con el arma incautada, arrojará con certeza al ser comparados en el microscopio de balística, que el casquillo hallado en el sitio fue percutido y eyectado por el arma perteneciente a Fransua. Me vuelvo a sentir poderoso. Viene un largo juicio, allí sostendré mi mentira. Vuelvo a sentir miedo!!!