Es el último turno de cocina del día en il Segreto, el mejor restaurante italiano de Lisboa. Matteo, su chef y dueño, acompaña con el móvil en la mano a la salida a últimos y agradecidos comensales.
Al cerrar la puerta, Matteo llama a cocina a tres de su equipo: Giulia, la jefa de sala; Gemma, su segunda de a bordo; y Eero, su Stagier en prácticas; Los tres se forman como militares en línea, y Matteo les pide que se sitúen alrededor de la mesa metálica y cuadrada que hay en el centro de la cocina. Después de cuatro incómodos minutos llenos de silencio, Matteo da las gracias al resto del equipo y les pide que abandonen el restaurante. Matteo mira a los tres que quedan y con semblante serio les entrega una hoja de papel y un lápiz y les pide a cada uno de ellos que escriba tres ingredientes que son clave en su cocina, sin que los otros puedan ver qué escriben.
Mientras los tres escriben ensimismados, se quedan mudos al unísono sin saber qué hacer. Matteo, les calla golpeando con sus manos en la mesa y grita: “Sabéis que nuestra razón de ser y éxito se debe al secreto de nuestras salsas, Ok. Y que lo guardo, en un bote diferente cada jornada para proteger nuestra esencia y que así nadie nos lo arrebate”. En este momento entra por la puerta de la cocina Gabriela, la mujer de Matteo, y cinco policías vestidos de uniforme. Gabriela nerviosa pregunta: “Hola, Eero, Giulia, Gemma. Matt, cariño. ¿Qué pasa? Te espero fuera desde hace rato, ¿no has leído la nota que te he dejado en la nevera’, ¿qué está pasando?. Gabriela se acerca a la nevera y coge la nota y el imán que la sujeta. Uno de los policías que acaba de entrar por la puerta interrumpe a Gabriela, y grita: “¡Policía! Todo el mundo quieto. Nos han llamado porque uno de ustedes ha sido envenenado. “¿Quién es estaiguer, o Stagier”, pregunta el policía examinando amenazante a todos los presentes.
Giulia, la jefa de sala, mira a Gabriela y las dos en silencio e inmóviles empiezan a llorar mirándose fijamente a la cara. En ese momento, Gabriela se desploma y Giulia salta sobre ella para abrazarla antes de que se golpee contra el suelo. Eero, el chico en prácticas, grita: “Ho il Segreto”. Giulia, la jefa de sala grita: “Ho il Segreto”. Gabriela, knockeada, mira el imán que tiene en su mano. Giulia coge el imán de la mano de Gabriela e intenta metérselo en la boca. Todos en la cocina están inmóviles flipando. Nadie entiende nada. En ese microsegundo el Stagier, arrebata el imán de la boca de Giulia, salta y se sube encima de la mesa gritando: “¡Ho il Segreto. Tengo el secreto!”.
“Il segreto sta nell’amore. Il colpevole, è nell’amore”. Susurrando y balbuceando Stagier a Matteo con una sonrisa desafiante, repite: “Il segreto sta nell’amore”. G… ed G…”
¿Sabes quién ha sido?