Un Catamarán turístico de lujo, parte del Puerto de Cabo Verde hasta el Puerto de Ibiza con 15 pasajeros y 6 tripulantes.
La distancia sería larga por lo que aquel catamarán, deleitaría con una fiesta nocturna en alta mar.
Tres de la madrugada. Un golpe en el casco, llama la atención y desvela a algunos pasajeros.
<¿Qué ha sido capitán?> decía un marinero de guardia.
De repente, un grito de mujer alertó a todos.
<¡Dios mío!, ¡creo que está muerta!> afirmaba con terror sollozando mientras un marinero se acercaba.
Enseguida, se agruparon los 14 pasajeros y empezaron a susurrar. La resaca tras la fiesta nocturna se apreciaba todavía.
El capitán, atónito, reaccionó:
<¡Tranquilos! ¡cálmense!, ¡atrás todo el mundo!>
<¡Capitán!, Samuel no está en su puesto>
<¡Demonios!, ¿Qué está ocurriendo?>
dijo un pasajero.
<¿Quién es usted?>
Bruno, el policía, era uno de los pasajeros que estaba de luna de miel.
<¿De homicidio?> repetía el capitán.
<¡Dios santo!, ¿en qué le puedo ayudar?>
Puerto de Cabo Verde, unas horas antes de partir. Una zodiac entra en medio de los dos cascos y engancha un fardo de droga para luego en pleno mar y por la noche, hacer el trasbordo en silencio.
<¡Capitán!, la chica presenta una uña partida y restos de sangre. Quizás se defendiera de su agresor y éste probablemente tenga arañazos. Que todos muestren sus brazos y el cuello> decía Bruno.
Después de muchas preguntas, todos tenían la cuartada de sus parejas y amigos. La señal de algún rasguño quedaba descartada y la desaparición de Samuel, era un enigma.
Bruno, trataba de atar cabos. Se acercó con la linterna para reconocer la zona donde fue el golpe y se percató de una marca a un lado del casco reciente.
<¿Ya tenían esta rozadura capitán?>
<¡No!, los cascos interiores difícilmente reciben golpes. ¿Qué cree?>
<¿Confía en los suyos?>
<¡Sí por dios!>
Bruno, se dispuso a interrogar al cocinero.