INFINITO
laura Iglesias Rodriguez | NINA

INFINITO
07.08h Empieza a lloviznar. Me he olvidado el móvil, no importa, para salir a correr no me hace falta. Empiezo a trotar y todos mis pensamientos también. Pienso en el informe de conclusiones… y ella, otra vez ella.
07.18h Empiezo a ponerme las pilas, un paso, otro, un paso, otro; enfilo la Senda de los Vivos. Pienso en la mala fortuna al escoger ese nombre. Y ella, otra vez ella.

Todo comenzó hace 2 meses, la llamada a la central fue clara y concisa “La Senda de los Vivos se llenará de muertos” y así en todas las comisarías de la ciudad.
En el grupo de Telegram de policías y guardia civiles, comienzan a llegar mensajes sin parar; la respuesta es rápida, en menos de siete minutos, tres dotaciones de la policía nacional y cinco de la Guardia Civil llegamos a la Senda de los Vivos.
La inevitable pregunta enfanga el oxígeno que respiramos. ¿Será el cuerpo de nuestra compañera? lleva ya diez días desaparecida. Nos vamos colocando para hacer el barrido de la Senda y pienso, porqué me resulta tan aterradora y la llovizna no ayuda a mejorarla.
Por Telegram, uno de los guardias, envía el peor de los audios, “¡aquí, aquí, Laura, cerca del olivo centenario!”. No hay marcha atrás, nuestro mayor temor, se queda, nuestra pequeña esperanza, se va. Y ella, otra vez ella.
Su cuerpo yace frío, boca arriba, desnuda, despojada de toda posible humanidad, su larga melena pelirroja perfectamente peinada, sus ojos marrones cristalizados, como si en su último aliento, en su última mirada, el miedo se quedara atrapado hasta la eternidad. Sus delgadas manos en su vientre, con los dedos índices y pulgares formando una pirámide invertida y justo en el centro, a cual maestro de la pintura, un símbolo infinito. No puede ser, es exactamente la misma escena de nuestro primer caso como subinspectoras, el mío y el de ella.
Poco a poco llegan los miembros de las unidades desplegadas, el sentimiento de devastación invade el círculo, que sin querer hemos formado alrededor de su cuerpo ya inerte. Y ella, otra vez ella.
Llamo a la científica. En menos de 20 minutos, los monos blancos lo inundan todo, cintas de separación, fotos, recogida de muestras de ADN y un sinfín de métodos y herramientas, que como un perfecto ballet realizan al son de una marcha fúnebre.
Mi cabeza no para, todos los engranajes trabajan unos en favor de otros, intentan a toda velocidad que todo lo sucedido encaje, las llamadas, la Senda, su cuerpo, la pirámide invertida, el infinito y sobre todo la conexión con nuestro primer caso.

07.28h Voy a buen ritmo, mis pulsaciones aumentan al igual que mi ritmo de carrera, un paso, otro, un paso, otro. En menos de dos kilómetros dejaré atrás esta maldita Senda. Y ella, otra vez ella.
07.38h Las primeras luces del alba quieren ganar su batalla a la noche, en pocos minutos todo se habrá acabado. Y yo, ahora yo.
Nina