La agente Perla es la más experimentada en detección de explosivos.
13:23 de un martes, 13 de febrero, llega un sobre un tanto sospechoso al despacho del coronel Sagrage.
Inmediatamente, el coronel, patidifuso y muy nervioso, coge su placa y se marcha, tras él, la casi jubilada Perla se arrastra levemente.
Rápidamente, comienzan a movilizarse los coches patrullas y saltan las alarmas, todos fuera de comisaría a excepción del guardia de seguridad, quien al estar revisando los pasadizos de la cárcel no se ha enterado de nada.
A unos kilómetros, Sagrage y Perla, buscan pólvora, pero se encuentran algo más aterrador, TNT. La longeva Perla, parece conocer cuáles son sus funciones, llegados a este momento, cambia su actitud, deja su malestar y pesar a un lado y con un ademán le ordena al coronel que se vaya del lugar, se ponga a salvo y la deje terminar su carrera profesional por todo lo alto.
Tras, escarbar y escarbar, encuentra, lo que parece ser, un arsenal propio de la II Guerra Mundial.
Los medios de comunicación se hacen eco de tan impresionante descubrimiento mientras que Sagrage y su equipo se encuentran desconcertados, – ¿qué tendrá que ver el mensaje de aquella nota «el que nace para torta, del cielo le cae el jamón» con el hallazgo? – se repetían constantemente.
Nada tiene sentido, primero aquel sobre hediondo con esa nota, después el descubrimiento de la TNT, y ahora, asfixias en todos los allí presentes, – ¿Con qué clase de experimento nos hemos topado? – se repetía Sagrage esperando una respuesta.