Juego de policías
José Ignacio Alonso González | Seven Seconds

Ana y Max salían emocionados de la clase teórica que el comisario de policía les había dado.
—¿Qué te parece si uno prepara un caso y el otro lo resuelve?. Eso sería una manera de diferenciarnos del resto de aspirantes.
—No, yo creo que mejor miramos los periódicos e intentamos resolver algún caso antiguo. Eso sí sería un punto a nuestro favor.
—Ana, a mí me gusta más mi idea.
—Sería algo muy artificial y no nos harían caso.
Me tengo que ir que hoy quedé con mi padre. Quiere hacerle un regalo a su novia y me toca aconsejarle. Pufff
—¿Nos vemos a la noche?
—Hoy no, quiero estudiar un poco.
—Venga, no seas sosa. ¿Quedamos en el parque?
—Vale. Pero solo un rato.
        * * * *
La niebla se cernía sobre el parque haciendo que fuera difícil ver poco más allá de dos metros. Por un instante estuvo a punto de volverse a casa. Pero al final decidió ir al banco donde siempre quedaba con Max.
Nadie había allí. «Igual no ha venido»—piensa ella.
Al ir a sentarse siente algo húmedo que mancha su mano. Se mira y ve que es de color rojo, parece sangre.
Se sonríe pensando que al final su amigo ha decidido hacer el juego.
Avanza unos metros y ve un cuchillo en el suelo. Lo ha cogido sin hacerlo con unos guantes. Se enfada al saber que es un error muy grave, en el curso ya les habían insistido que no se deben contaminar las pruebas.
Pisadas de barro en el camino. Se agacha a observarlas. «Un investigador no puede perder ningún detalle de las pistas que se encuentra en el lugar del crimen, estas son las pruebas que sirven para solucionar los casos más difíciles»

—¡ANA! —escucha el grito de su amigo.
El asesino se ha descubierto. Se sonríe.
Sigue avanzando hasta que encuentra un hombre tumbado en el suelo y a su amigo al lado. 
Este se gira y la ve con sangre en la mano y… un cuchillo
—¿Qué has hecho Ana? —dice con cara asustada.
—Estoy siguiendo las pistas, y ya he encontrado al culpable. Aunque, lo normal es que el asesino hubiera huido del escenario del crimen.
Pero la cara de susto no desaparecía del joven—. ¡Está muerto!
¿Qué has hecho?
—¡Qué dices! Eso no es cosa mía.
—Tú tienes el cuchillo.
—No, yo lo encontré en el suelo, yo…—empieza a darse cuenta de la difícil situación en la que se encuentra. Mira nerviosa a Max.
—Tenemos que encontrar al asesino.
¡Venga, vamos!
—Voy a llamar a la policía.
—No, si me ven así van a pensar que soy la asesina.
—Es mejor que te entregues. 
—Pero yo no he sido.
—Será mejor que te entregues —insiste. 
     * * * *
La mente de Max intentaba buscar una salida cuando por error había asesinado a aquel hombre que estaba en el parque. Al verla allí con el cuchillo en la mano sabia que ya la había encontrado.