No son los primeros “alunizajes” en Madrid pero esta vez fue muy distinto: varios en la misma noche, perpetrados por la misma banda y todos locales del mismo ramo.
Uno partió de la glorieta de Quevedo, dejando irónicas pintadas ensañándose con las casas de apuestas que colonizan el Madrid de los Austrias. Sustrajo de la Casa del libro todos los ejemplares dejando únicamente los de autoayuda y una pintada:
-¿Qué autoayuda? ¿Lo publicaste tú? ¡Pues escríbelo tú mismo, no te jode!
Dos de Plaza Santa Ana, dejando detrás pajaritas de papel con versos numerados como sueños. Desvalijaron la FNAC y se divirtieron encendiendo todas las radios a la vez:
– ¡Me encanta profanar por bulerías!
– ¡Fingimos lo que no somos, seamos lo que fingimos!
Otro de Plaza de las Cortes. Sustrajo de una tienda sólo el derecho de diez pares de guantes tras vaciar la Pérez Galdós cargando los libros en un rucio obediente y un rocín enclenque pero leal. Uno se lo guardó para él en su faltriquera prendida a la cintura.
Mariano partió Bailén. Dejó corazones pintados en cada farola con una flecha atravesada y una ‘L’ y un signo de interrogación en sendos extremos. Antes de dejar Libros Alcaná colgó en la puerta una hoja perfumada y la consigna: “No quedan más libros, vuelva usted mañana”. Aunque poco después se escuchó un disparo dirigido al reflejo que reflejaba su propio espejo -lo que viene a ser a él mismo-.
Emilia, de Calle Princesa a La Almoneda de Juanito. Solo dejó los episodios nacionales de Galdós con una marca de carmín en cada uno, transformándolos así en pasionales.
La última, La Casquería, única librería con persianas metálicas, por lo que Gloria usó un abrelatas -vaya lata.
Tres diarios, tres crónicas distintas del suceso. Uno habla únicamente de libros gratis en el umbral de cada restaurante Lamucca. Otro, del vandalismo callejero y otro, de conspiración ideológica por defenestrar estatuas de insignes escritores: Lorca-Calderón (Plaza Santa Ana), Quevedo (Glorieta de Quevedo), Cervantes (Plaza de Las Cortes), Emilia Pardo Bazán (Calle Princesa), Larra (calle Bailén).
La de Gloria Fuertes “no la robaron del Retiro porque no la emplazaron aun, que si no …”
Según testigos, se empecinaban en rayar las pantallas de sus móviles con un palito de madera terminado en punta color negro. Hicieron un ‘simpa’ en San Ginés y para no destacar no pidieron servilletas y usaron páginas del Quijote de Avellaneda que Cervantes se había apropiado antes:
– Cervan, dale una oportunidad, lo mismo se lee más que el tuyo.
– Quevedo, cómeme la franja de Gaza.
– ¿Os envío de un par de hostias al pazo de Ulloa?
– Como Larra, será ya en sueños, que los sueños…
– Yo te haré soñar, vamos al liarnos unos petas, que tengo aquí un poco de “yerma”
Todos los partidos se atribuyen el mérito aunque no tienen ni idea lo sucedido, como siempre:
“¡Cajas de cereales gratis para complementar la fabulosa experiencia gastronómica! ¿Inflación? -menudos Reyes Magos tenemos!