Yo tenía 17 años cuando estudiaba en una institución privada en el centro de la ciudad, todas las noches salíamos del instituto y solíamos coger el autobús que pasaba en la misma puerta del instituto, era un lugar transitado por todo tipo de vehículos.
Una de esas noches saliendo del instituto en vez de tomar el autobús en la puerta seguí caminando hacía la siguiente parada y así tomaba un poco de aire y miraba algunas tiendas, de pronto, escuché silbidos detrás de mí pero yo sin hacer caso, luego escuché un ey, ey morena que buen cuerpo tienes, que bonita eres, aunque yo te puedo poner todavía más bonita, todo eso mientras yo caminaba, me decía, sabes yo te puedo hacer famosa, de pronto un clic hizo mi cabeza “la palabra famosa” sonreí y le seguí la corriente aquel sujeto de unos 45 años, blanco y de buen vestir, me detuve y con voz inocente y con la rabia contenida le dije, dime como ser famosa yo quiero, mientras a él se le alumbraban los ojos mostrándome una sonrisa maliciosa.
Me arriesgué y quedamos a tomar algo en el restaurante que había en la siguiente esquina para que me siguiera contando sus planes de mánayer, así que me contó y me ofreció de todo, que era dueño de un gimnasio donde preparaban a chicas exclusivas para hacerlas unas modelos famosas, yo me noté interesada y le dije, pero antes debo ir a mi casa por mi ropa y él me dijo si, sí, me dio su dirección, nos despedimos y yo fingí estar emocionada por todo lo que él haría por mí.
Cuando salí del restaurante, cogí el autobús y fui a la policía para poner la denuncia allí nadie me creyó, enfadada les dije que si no detenían a ese hombre, ya escucharían las noticias de alguna chica de instituto o colegio asesinada a manos de ese sujeto y justo cuando ya iba a cruzar la puerta de salida uno de ellos me detuvo y me dijo en voz alta, señorita espere, cuéntame de nuevo lo sucedido, le conté todo y los dos policías de turno se levantaron y planearon como detenerle, así que sin tardar nos subimos en uno de sus coches, fuimos a la casa de aquel sujeto y ellos se quedaron en la esquina mientras yo me acercaba, pero a medida que me acercaba a la puerta las piernas me temblaban y mi corazón iba a mil por mil, golpeé la puerta y salió él sujeto con una sonrisa de ganador diciéndome que bueno que viniste, trajiste tu ropa? y justo mientras yo asentaba con mi cabeza y mi voz bajita apareció la policía y le detuvo, nos llevaron en dos coches diferentes hasta la comisaría y allí nos vimos las caras, me gritó de todo, estuvo unos cuantos años en la cárcel y por lo visto lo del gimnasio era verdad allí a más de una jovencita envolvían para meterla en la prostitución.
Mujeres cuídense, cuidémonos…