LA HERENCIA
AGHILAS YALALI | AGHILAS

En una zona insólita de Londres, no muy poblada, dónde se podía percibir el olor a suelo mojado y divisar un cielo inundado de nubes vivía Sarah, una escritora de capa caída y solitaria que tenía dificultades para relacionarse con la gente refugiándose unicamente en la escritura. Su mayor ilusión era volver a escribir algún libro que obtuviera el éxito del pasado. Sarah no estaba pasando su mejor momento económica y psicológicamente hablando, teniendo amenudo problemas para concentrarse. Los padres de Sarah vivían en Europa y su único hermano en USA, tambien tenía una tía por parte de padre, Charlot, a la que hacía años que no veía pero mantenían cierto contacto. Su tía era una mujer macabra, de pelo negro y tez blanca a la que le gustaba el mundo esotérico y espiritual.
Un mañana Sarah recibió una notificación comunicándole que su tía había fallecido de repente y que era heredera de su casa situada a las afueras de Oxford, una vivienda grande, vieja y antigua de tres plantas decorada con muebles rústicos y un gran olor a humedad.
Sarah pensó que sería buena idea mudarse a vivir a allí, por si retomaba la concentración necesaria para escribir el libro que tenía en mente desde hacía meses. Un mes después ya había trasladado sus cosas personales y bienes con cierto valor sentimental y se había instalado en la nueva casa. Cuando llegó no supo qué habitación elegir para dormir pero sí tuvo claro dónde se sentaría a escribir; en una mesa de madera con dos originales cajones al lado de un elegante ventanal con bonitas vistas. Desde su llegada Sarah había estado escuchando ruidos extraños a los que, no dió importancia ya que era una casa vieja.
Una noche, alguien o algo llamó a la puerta principal, Sarah bajó, abrió la puerta pero no vió a nadie al otro lado, quiso acostarse de nuevo cuando escuchó unos golpes procedentes de la parte de arriba de la vivienda, subió para comprobar que todo estaba en orden y como no percibió nada extraño volvió a meterse en la cama dejando la puerta abierta de la habitación. A la mañana siguiente la puerta apareció cerrada y Sarah empezó a sentirse incómoda y asustada pero siguió con sus quehaceres sentándose en su lugar favorito a escribir. Unos treinta minutos después un aire descontrolado ocupó la sala azotando espejos y algún que otro mobiliario, Sarah empezó a atemorizarse y llamó a la policía del lugar que se personó inmediatamente. Jhon registró la vivienda y aprovechó para informar a Sarah sobre la vida de su tía y los evidentes poderes sobrenaturales de la casa, aconsejándole abandonarla. Sarah decidió quedarse pero consideró localizar a una medium para solucionar el problema.
Esa noche Sarah apareció muerta en el suelo de su habitación rodeada de golpes y ensangrentada. La policía hizo la investigación pertinente para finalmente dar el caso por cerrado.