LA MATANZA
—¡Quiero un informe ya! Evaluación, daños y móvil de lo sucedido. Dijo el Teniente Fernández.
—Por ahora solo sabemos que se reunían en un club de escritura. Todos muertos. Contesto su compañero.
Nueve cadáveres, tres mujeres y seis hombres, todos acomodados en sus asientos, sin símbolos de lucha. Daba un aspecto muy siniestro al salón de chalet de la sierra madrileña.
¿Tiene que haber un móvil y algún sospechoso?
—El móvil fue algo poético.
— Nadie mata por un poema. ¿El culpable fue un libro?
— ¡No! Fue un pensamiento.
—Pues búsqueme ese puto libro que hace que mueran nueve destacados miembros de un club tan selecto.
El teniente tenía ya en la mano una lista de los muertos, entre ellos,destacados miembros del gobierno local.
Dos policías de uniforme escuchaban la conversación y salieron a fumar al jardín, uno comento:
—Pero qué tonterías están diciendo, Crees que alguien les indujo a un suicidio colectivo, a través de un libro.
—Desde luego no podemos llevar delante de un juez, un libro, tendremos que buscar al autor. Contesto Mariano, el otro agente.
—Todo esto me suena a una secta más que a un club. Ustedes dos dejen de fumar y registren a fondo. Grito Fernández.
—Que buscamos Teniente.
—Pareja de estúpidos, como siempre busquen indicios y pruebas.
El compañero del teniente, con más talante, les dijo:
—Tiene que haber un sitio donde se registraban las actas de las reuniones, eso es lo primero, luego, que los forenses registren en los cuerpos y busquen huellas. Quiero todo para ya, esto parece que paso ayer, estamos a tiempo de encontrar pistas. El teniente y yo iremos a ver a sus familiares. Volveré en un rato, pero si descubren algo me llaman al celular. ¿Entendido?
El teniente pensó para sí, “me rodean de inútiles”
—Después de visitar a los familiares, solo sabían que hacía una semana que algo les había ocurrido a los fallecidos.
—A ver ningún familiar sabia nada de este club/secta. Y todos coinciden en que algo les pasaba a los fallecidos desde hace una semana.
—No me venga usted Raimundo ahora y me diga que alguien vino y les recito un poema que les llevo al suicidio colectivo.
Usted nunca sabrá el poder de un poema. Pero yo creo que, fueron sus poemas los que causaron el desenlace.
— ¿Cree que murieron por escribir?
—Teniente hace tiempo que la pluma se convirtió en espada
—Necesito un móvil para presentar al fiscal.
—Ley las actas, tenían un perfil en redes muy seguido por jóvenes de ideas muy EMO. Entonces recordé a ese grupo de adolescentes que tomo, el mismo medicamento para suicidarse, eso fue hace una semana.
—Pero eso pasó en México a miles de kilómetros.
-Las distancias se acabaron con las redes sociales. Si mira en las actas, sus mensajes eran muy negativos y desde una superioridad moral.
—¿Quiere decir, que resolví dos casos en un día?
Teniente, es usted un genio. Pero mejor no lea nada de este club.
Óscar Briz Mené. 11/03/2023