LA MIRADA TURBIA
Pedro Lara Romero | Pete Revol

La detective Mariana López caminaba por la calle desierta en una noche fría y neblinosa, cuando escuchó un susurro que la hizo detenerse. Giró la cabeza, pero no vio a nadie a su alrededor. De repente, oyó unos pasos acelerados que se acercaban hacia ella desde la niebla. Preparó su arma y se colocó en posición defensiva.

Un hombre gris con sombrero salió de entre la neblina y se acercó a ella con una mirada turbia. «¿Eres tú la detective López?», preguntó con voz ronca.

«¿Quién quiere saber?», respondió Mariana con cautela.

«Mi nombre es Eduardo, y necesito tu ayuda», dijo el hombre gris. «Mi esposa ha desaparecido, y creo que algo malo le ha pasado. Tengo miedo de que haya sido asesinada».

Mariana se interesó por el caso y aceptó ayudar a Eduardo a encontrar a su esposa. Pronto, descubrió que la mujer era una activista social que estaba luchando contra la corrupción y el poder en la ciudad. Mariana empezó a investigar y se encontró con una trama de conspiraciones, amenazas y chantajes, en la que varios políticos y empresarios estaban involucrados.

Pero el caso dio un giro inesperado cuando Mariana encontró a la esposa de Eduardo, que estaba viva, pero tenía una mirada turbia y desquiciada. «Nunca encontrarás la verdad», le susurró la mujer antes de desaparecer en la oscuridad.

Mariana siguió adelante con su investigación, pero se enfrentó a varios obstáculos y peligros. Finalmente, descubrió que el político más poderoso de la ciudad era el responsable de la desaparición de la activista social y de varios asesinatos relacionados con la trama.

Mariana logró detener al político y llevarlo ante la justicia, pero el caso le dejó una huella profunda en su alma. «Hay mucho más en la oscuridad de lo que podemos ver», reflexionó la detective mientras se alejaba de la calle neblinosa, consciente de que aún quedaban muchos crímenes por resolver y verdades por descubrir.