LA PURA VERDAD
NICOLE RALUCA SINMIHAIAN | Ralu

No podría describir la sensación horripilante que sentí cuando vi el cuerpo sangrado en el suelo tirado. Había empezado el trabajo hacía dos semanas antes, tras un larga e intensa prueba para entrar al cuerpo de la policía nacional. Al ser la nueva agente, me habían otorgado el trabajo más pesado de la semana. Consistía en encontrar a una persona desaparecida hacia unas horas. No tarde y me puse en búsqueda de, personas que me pudieran ayudar a encontrar a la pobre persona que resultaba ser un adolescente. Al principio reconozco haber estado ilusionada con la misión, pero a lo largo de esta, mis emociones sufrieron una metamorfosis de cambios mezclando el miedo, con la ansiedad ya que veía que los días pasaban y yo no había encontrado a nadie, ni siquiera alguna pista. Aunque sí que hubo alguien que me llamo la atención y esa fue la novia del presunto ausente. Parecía que ella sabía lo que había pasado ya que actuaba de forma insegura, como si se inventase todo lo que decía. Como sostenía la increíble Agatha Christie, “Las conversaciones siempre son peligrosas si se quiere esconder alguna cosa”, así que, decidí interrogarla de más veces con el fin de sacar algo que me ayudase, pero nada. Ella negaba con saber algo sobre él. Lo que yo sabía es que la verdad se acercaba o que quizá estaba más cerca de lo que me esperaba. Me dediqué a presenciar los lugares donde el adolescente se había dejado ser visto antes de que saltara la alarma de la desaparición. Uno de ellos fue su mismísima casa, pero al llamar a la puerta nadie no contesto. A mí me llamo la atención y decidí averiguar qué pasaba. Al día siguiente, fui otra vez a tocar. Se empezaron a oír gritos muy vigorosos y ante la negación que se oía de la madre por abrir la puerta, el hermano del joven perdido, la abrió. Y entonces es cuando supe la realidad, entendí porque el hermano me había abierto la puerta y porque la novia no decía nada. Todo había sido un escenario para cubrir la verdad, el asesinato del muchacho por culpa de la madre. Quien me hubiera dicho que a veces tu vida está en mano de otros. Acabe con el caso, y me fui con otro, está vez sabia a lo que iba.