LA SECTA
Frank Alberto Cuentas Fernández | Piedra Negra

Joaquín se despierta, necesita agua fría y en su mente se repite un nombre: «Claudia»

Una semana atrás en Londres, recibe una terrible llamada, inmediatamente busca en el portatil un número de teléfono en España, activa la geolocalización y en la pantalla aparece «Teléfono encontrado» el mapa señala la sierra de Córdoba, en una zona abrupta, tan solo un antiguo castillo. Al día siguiente parte a España.

«Joaquín, ayúdame»
Despierta en el departamento en Córdoba, observa una pared minuciosamente adornada de fotos, facturas y registros de llamadas que había recopilado gracias a sus contactos en la policía local; la mayoría de las llamadas fueron a Londres, a sus padres en la capital y ¿una llamada en la madrugada a una compañera de trabajo? «Magdalena» cuando habló con ella, dos días atrás, la notó nerviosa, le dijo que Claudia había confesado que iría a Londres a reencontrarse con él y darle la sorpresa «extraño» ella jamás quiso vivir en Londres «demasiado frío y el clima también» bromeaba siempre.

Claudia trabajaba en el restaurante de un antiguo castillo del siglo dieciséis ahora convertido en centro de reuniones de alto nivel, el administrador del hotel fue cortante en todo momento y solo le dijo que no podía dar información sin una orden, solo sabía que Claudia salió temprano el día que desapareció y se enteró por la policia.

Aquella noche sale provisto de una linterna y una porra extensible, recorre los alrededores de la zona del crimen y descubre un arbusto sobrepuesto cubriendo un pequeño sendero, comienza a recorrer el sendero que ascendía entre unas montañas y llega a la parte superior, donde un portal antiguo recubierto de matorrales y cerrado con una enorme cadena oxidada obstruía la entrada, con una enorme roca y comienza a golpear la puerta, quebrándola.

Ingresa por los oscuros pasillos hasta una angosta escalera y va subiendo, encuentra una puerta cerrada y observa a través de los pequeños espacios, personas desfilando con finos trajes negros y pasamontañas, mientras, se oía una voz en latín antiguo, Joaquín no entendía lo que pasaba, cuando siente que alguien abre la puerta sorprendiéndole, personal armado le apuntan haciéndolo pasar, Joaquín mantiene la calma – busco a Serafín Blake – dice, todos se miran sorprendidos.

Joaquín había investigado antes en conjunto con su oficina en Londres y la policía local, una secta en la que hay involucradas personas muy poderosas.

– Señor Joaquín Salanova, bienvenido – un caballero en lujoso traje se le acerca, mientras este, permanecía de rodillas con las manos atadas a la espalda – veo que me conoce – Joaquín levanta la cabeza y ve un rostro conocido frente a el con un ojo celeste y otro gris que le observa sonriente, inmediatamente cambia el semblante escucha las sirenas de la policía en la entrada.

Joaquín le sonríe mientras varios agentes detienen a Serafín, antes que se lo lleven este le dice – esto no se quedará así, no sabes hasta donde llega mi poder- Joaquín le observa con total frialdad – estaré esperando –