LA SOMBRA
MERCEDES GONZÁLEZ GARRIDO | DANIELA LEDESMA

Su vida cambiaría inesperadamente, desde el momento que la silueta que contemplaba a través de los visillos, se convirtió en una obsesión. A diario observaba como, al otro lado de la calle, alguien apoyado en una farola miraba constantemente hacia arriba, fumando lentamente un cigarrillo con una mano, mientras la otra descansaba en el bolsillo del pantalón, para, más tarde, desaparecer como una sombra en la oscuridad. Esa noche llamaron al timbre de su casa, a través de la mirilla pudo ver al hombre que había vigilado desde la ventana. El pánico hizo presa de él, un sudor frío embadurnaba su frente y retrocediendo apresurado sobre sus pasos, no pudo ver el cable telefónico que le enredó el pie y le hizo caer golpeando mortalmente su cabeza. Al otro lado de la puerta un detective que investigaba, desde hacía unos días, al vecino sospechoso del tercero y solo quería hacerle unas preguntas.