365 días son los que llevo detrás de «la sombra» ese es el mote que inventaron los reporteros cuando salió a la luz que un tipo era capaz de robar obras de arte y dinero sin ser visto como una sombra, también fue significativo su sello, que es una estampa antigua con Peter pan agarrando su sombra que cambia por el objeto que roba. Siempre va un paso por delante, debe tener mucha ayuda o es demasiado listo no lo sé, porque si solo fuera la ayuda alguien se habría ido de la lengua en algún momento y ese no es el caso. Yo soy Robert Evans inspector de la policía de Nueva York. Me asignaron el caso y estoy enloqueciendo. Hace un par de meses mi novia me dejó y desde entonces dedico todo mi tiempo a investigar sobre este personaje, sentado sobre la silla del escritorio con el cuaderno de apuntes que ya cuesta cerrar de lo abultado que está vuelvo a leer cada caso y cada robo que «la sombra» ha cometido buscando el más mínimo error. En mi pared tengo fotos de cada empleado que trabaja en cada lugar del robo, miles de imágenes decoran la pared de mi salón, unidas con un pequeño cordón las que tienen relación entre ellas. Me llaman de la central.
-Ha habido un robo en el museo.
-En 20 minutos estoy allí.
Como podréis imaginar ha sido él, no me cabe la menor duda. Pero está vez no va a salir de rositas, esta vez he ideado un plan, todos y cada uno de los trabajadores del museo son confidentes míos, meses de trabajo para poder anticiparnos a él.
Al llegar hay al menos 3 policías reteniendo al sospechoso. La sorpresa es inmensa cuando la apariencia de «la sombra» es idéntica a mí, su cara, su pelo rubio rizado, su mandíbula cuadrada, sus ojos oscuros, su nariz algo torcida. Es mi hermano, y no uno cualquiera, es mi gemelo del que no tenía idea de su existencia.