La sombra
Arantza Ortega Pueyo | Maitane

El silencio era aterrador, tanto como lo que acababa de acontecer. Me desperté a medianoche con una sensación extraña en el cuerpo. Me parecía que alguien había estado a mi lado, incluso que me había tocado. Estaba solo en casa, así que tenía que haberlo soñado. Mientras pensaba en ello, me dirigí a la cocina y abrí la puerta del frigorífico. Me quedé helado, no tanto por el frío que desprendía sino por la corriente que sentí al llegar al él. Entonces, reparé que había una ventana abierta y la cerré. Volví hacia la nevera y, en ese momento, vi la sombra.

Era una sombra recortada, el frigorífico impedía verla completa, por lo que solo distinguí la silueta cercenada de un hombre. En ese instante, se abalanzó hacia mí. Por instinto, abrí la puerta del frigorífico, con tal fuerza, que el dueño de la sombra se estampó en ella. Después, cayó inconsciente al suelo.

Intenté pensar qué hacer, recordar alguna película donde sucediera algo similar… Pero solo se me ocurrió atarlo y llamar a la policía. Con un cordel de bramante para bridar carne, lo inmovilicé. Después, agarré una sartén de hierro fundido y me senté cerca de la cabeza del ladrón para propinarle un golpe si la levantaba.

Cuando llegó la policía me encontró en una silla con el artilugio culinario en una mano y el teléfono móvil en la otra. Ni siquiera me había dado cuenta de que la puerta de la casa estaba abierta. Ahora que lo pienso, vivo en un séptimo, no era factible que hubiera entrado por la ventana.

Como no encendí las luces, tampoco había advertido que había manchas de sangre en el suelo. El reguero empezaba en el rellano del sexto y marcaba el camino del ladrón hasta mi domicilio.

Una pregunta rondaba mi cabeza: ¿se trataba de un atracador? La policía no quiso darme muchos datos, pero los descubrí al día siguiente en la prensa.

Sucesos
Durante la madrugada de hoy, justo antes de que se cerrara esta edición, la policía detuvo al presunto autor del asesinato de las cinco ancianas que ha tenido conmocionada a la zona norte de Madrid.
Hace un mes, este individuo segó la vida de la primera de ellas después de entrar en su domicilio y desvalijarlo. Tras ella, y siguiendo con el mismo modus operandi, agredió a otras cuatro nonagenarias. La sexta mujer a la que atacó sigue ingresada en el hospital con pronóstico reservado. La señora se encontraba viendo la televisión cuando el desaprensivo la sorprendió. El presunto homicida no se percató de que la anciana no había fallecido tras el ataque. Y ella, en un alarde de valentía, cogió las tijeras y le realizó dos incisiones en torso.
El malhechor, asustado, corrió escaleras arriba y con la misma habilidad con la que había entrado en casa de las agredidas, abrió la puerta del piso superior…

Sonreí, doblé el periódico y me preparé dos huevos fritos con puntillas. Ya cuidaría de mi colesterol otro día.