LA VIDA DE ANTES
JUAN SANTIAGO CABALLERO MEDINA | JOHN CABALLERO

Barcelona, 2021

Artur tiene cuarenta años y una vida feliz.
Una infancia fácil, adolescencia curiosa, juventud complicada, y edad adulta plena, con familia e hijos.
Siempre se preguntó cómo hubiera sido su vida escogiendo otros caminos.
Piensa en todo ello sentado en su jardín.
De repente, se queda en trance y todo se para. Se le brinda la oportunidad de dejar esta vida, ser transportado atrás, con veinticinco años, y con la misma sabiduría de ahora. Vivir de nuevo hasta llegar al momento actual, donde todo volverá a ser igual.
En esa especie de comunicación sensorial, acepta. Haber vivido una vida, normal, culminando en calma y felicidad, y de pronto, se le regalan quince años para vivir extraordinariamente.
Sólo una condición: mantenerse vivo, morir de manera natural. Si muere, será en ambas vidas.

Barcelona, 2002

Despierta en su apartamento. Ha tenido un sueño muy extraño. De repente, recuerda.
“Joder, ha pasado”.
Tenía tiempo para organizarlo todo, pero sintió una fuerte añoranza por su mujer e hijos.
Debía ir con cuidado. Si mueres en esta vida, mueres en la otra.
Sabía qué debia hacer a continuación: ahorrar e invertir en criptomoneda. Hacerse rico.
Era temprano para añorar la vida de antes. Ya había elegido. Debía aceptarlo. Era un regalo. Se preguntaba también: cuando vuelva, ¿lo desearía? ¿lo aceptaría?

Londres, 2010

Artur paseaba. Era rico. Rebosaba buen aspecto y estilo. Entró en una tienda. Para su sorpresa, se encontró con Lara, su esposa en la vida de antes.
Pensaba en ella a menudo, aunque otras mujeres le distraían. Pero la amaba, y contaba con reunirse con ella en su momento.
La vio con una niña pequeña. La observó y la añoró, y a sus hijos.
No obstante, aceptó el hecho de que esta nueva vida también lo era para quien fue su mujer. Se acercó y saludó.
“¿Le conozco?”, dijo ella.
“No, pero lo haremos”
Artur se despidió.

Pasaron años de excesos. Alguna vez pensó que no lo contaría.
Frenó un poco. Debía vivir.
Conoció a Phoebe, una hermosa joven con la que se casó. Sabía que le interesaba más el dinero, pero le daba igual. Quería compañía y podía tener a otras mujeres.
Pero añoraba a Lara. Estaba enterado de su feliz vida sin él. Pero lo respetaba. La amaba. ¿Se lo explicaría? ¿Le creería? ¿Qué pensaría de él? ¿Lo aceptaría?
Esos pensamientos le atormentaban y por eso le distraían aficiones peligrosas.
Una eran los coches deportivos.

Londres, 2019

Un día salió a conducir.
Un accidente con su Porsche 918 Spyder le dejaría como a un vegetal, postrado en una camilla de su lujosa habitación. Sólo podía ver y pensar. Era atendido por una enfermera que se llamaba Lara. Su Lara.
Sonreía. Moriría de forma natural.
Y así, su único alivio era el cuidado de Lara.
Pero no sabía que la ley de la eutanasia cambiaría, y daba potestad a familiares directos decidir cuándo poner fin.
Y así hizo Phoebe.
Lo último que vio Artur fue a Lara inyectándole el líquido letal.

Barcelona, 2021

En su jardín, Artur abre sus ojos. Solo un segundo, para cerrarlos para siempre.
En la vida de antes, y en la de ahora.

FIN